No sé yo qué futuro podría construir nadie sin los materiales y la argamasa del pasado. ¡Ay del que persigue indesmayable un futuro siempre postergado!
Ojalá, querida amiga, no puedan decir jamás de usted ni de mí que fuimos una de esas personas dotadas cuyo brillante futuro retrocedió imperceptiblemente hacia el pasado sin haberse realizado en el presente.
***
Inés,
Si lo precisa, estoy dispuesto a prestarle (sólo prestarle, ¿eh?) las "lentes progresivas" de mi temperamento.
"Porvenir, recuerdo matices tan leves.
En el fuego de lo que fue arde lo que será"
(Eso sí que es un "beso atemporal". Para usted.)
***
T,
Confío en que esa ominosa sombra se convierta al fin en sombra vencida.
Como regalo de bienvenida, le dejo unas palabras del gran René Char, un poeta al que siempre acudo en momentos de zozobra:
"Si el hombre no cerrara de vez en cuando los ojos soberanamente, no habría nada que mereciese contemplarse".
Le agradezco el amable ofrecimiento*, pero déjelo: ya me mareo suficientemente con las mías.
Y gracias también por el beso atemporal. Tan atemporal que, fíjese, hasta creo haberlo vivido antes. Y ya es, por lo menos, el tercer déjà vu que experimento leyendo versos en un blog suyo. ¿Será cuestión de perturbación mental o del eterno retorno**?
Es una pregunta retórica, no se moleste en contestar ;)
#
*[Aunque me ha ofendido la advertencia. Tengo las manos muy largas pero de ahí a ser "amiga" de lo ajeno...] ** [El mío, por supuesto, no el de Nietzsche]
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
5 comentarios:
¡Qué bendito milagro, no que extraña perversión! pues el pasado lo condena pero el futuro se construye.
¿Cada segundo que cae en la arena se gana o se pierde? ¿La botella está medio llena o medio vacía?
Cuánto más fácil nos resultaría todo si pudiésemos desligar el "enfoque" del temperamento...
Un beso atemporal.
#
¿Cómo evitar el simulacro,
cómo vivir sin desivivirnos?
Surcan los días por tu vientre.
Somos el tiempo que nos queda.
En mi caso, un pesimismo invencible que aumenta a medida que pasan los días
Idea,
No sé yo qué futuro podría construir nadie sin los materiales y la argamasa del pasado. ¡Ay del que persigue indesmayable un futuro siempre postergado!
Ojalá, querida amiga, no puedan decir jamás de usted ni de mí que fuimos una de esas personas dotadas cuyo brillante futuro retrocedió imperceptiblemente hacia el pasado sin haberse realizado en el presente.
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Inés,
Si lo precisa, estoy dispuesto a prestarle (sólo prestarle, ¿eh?) las "lentes progresivas" de mi temperamento.
"Porvenir,
recuerdo matices
tan leves.
En el fuego de lo que fue
arde lo que será"
(Eso sí que es un "beso atemporal". Para usted.)
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T,
Confío en que esa ominosa sombra se convierta al fin en sombra vencida.
Como regalo de bienvenida, le dejo unas palabras del gran René Char, un poeta al que siempre acudo en momentos de zozobra:
"Si el hombre no cerrara de vez en cuando los ojos soberanamente, no habría nada que mereciese contemplarse".
Le agradezco el amable ofrecimiento*, pero déjelo: ya me mareo suficientemente con las mías.
Y gracias también por el beso atemporal. Tan atemporal que, fíjese, hasta creo haberlo vivido antes. Y ya es, por lo menos, el tercer déjà vu que experimento leyendo versos en un blog suyo. ¿Será cuestión de perturbación mental o del eterno retorno**?
Es una pregunta retórica, no se moleste en contestar ;)
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*[Aunque me ha ofendido la advertencia. Tengo las manos muy largas pero de ahí a ser "amiga" de lo ajeno...]
** [El mío, por supuesto, no el de Nietzsche]
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