lunes, 7 de abril de 2008

Dirán lo que fuiste

No olvidaré la flor solitaria que esparcía su perfume a la sombra de la piedra cifrada, ni la boca que trepó a mi garganta como yedra que anhelaba mi aliento. Tampoco la patria cuyo fuego ondea en una bandera azotada, ni el corazón abatido que ante ella se rinde. No olvidaré la despedida de lo que se desea y se teme, ni la nostalgia de lo que nunca fue ni será jamás. Todo aquello que se me ha ofrecido y no he amado. Puertas que no atravesaré, que hacen el universo más vasto y recóndito y que, con su desoída promesa, me esperan.

Y recuerdo también las trompetas gloriosas de Mahler. El dolor por la muerte de un negro en Memphis, Tennessee. El tomillo y romero en la tierra que horadó el sudor de mi abuelo y el hijo que vuelve al abrazo del padre en el cuadro de Rembrandt. El calmo latido de un atardecer que se extiende a los pies de la noche y aquel cuerpo aferrado a mi sangre que hoy es ceniza. La risa de Rocío que concentra, cuando irrumpe, toda la claridad del mundo. Las palabras que huelen a derrota y coraje. La fusión de tu nombre y mi nombre en nosotros. Y agradezco, porque nadie ha recibido la bendición de amarlo todo, estas cosas que mantienen unida la frágil y efímera materia de que estoy hecho y que, como una sombra sostenida en pie cuando yo haya caído, dirán lo que soy y lo que he sido.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No olvidaré su grito de vida,
que me despertó en mitad de la noche.
Ni su último aliento
que me inspiró amor
para el fin de mis días.
No olvidaré sus ojos presos del pánico ante el filo de la locura.
No olvidaré el peso de mi cuerpo dormido ante la insurgente llamada de la libertad.
No olvidaré las manos que al tocar me regalaron algo sin saberlo,
ni a los ojos que miraron para encontrar.
No olvidaré los desafíos que me arraigaron hasta poblar la copa del árbol,
ni el paso de las estaciones
que todo se llevó y todo trajo
sin malgastar tiempo.
No olvidaré recordar de dónde vengo.
No olvidaré que es la soledad, el dolor y el agradecimiento.
No olvidaré mi casa, este mundo,
ni las paredes que en él construyo.
No olvidaré que al exigir no subestimo.
No olvidaré a mis amigos, ni a mi sangre ni la dirección de sus caminos.
No olvidaré los abrazos.
No olvidaré mi don único,
regalo de los suyos.
No olvidaré que fui, que soy
y,que lo sé,
ya me estoy yendo.


(Gracias Fran, Besos.)

Anónimo dijo...

Qué artículo más precioso... Muchas gracias, por tantas cosas que me das. Eres tan guapísimo...!
Rupi.

Idea dijo...

"Gracias a la vida, que me ha dado tanto",cantaba Violeta Parra años atrás, y tu corazón agita su marco. Las influencias a veces son imperceptibles.

Francisco Sianes dijo...

Gracias a ti, anónimo, por el eco.

***

¡Será posible que no aparezcas ni cuando te dedico un artículo! Ya hablaremos tú y yo, ya...

Esta Rupi... :)

***

La vida da, la vida quita. Yo a ti te doy un abrazo, querida Idea.

Anónimo dijo...

...la nostalgia de lo que nunca fue ni será jamás.


La nostalgia más huérfana, más ávida, más tenaz. Letanía varada en la memoria cuyo eco doliente salva al nombre de la grisura y transforma el leve paso no dado en profunda huella indeleble.

Será esta nostalgia la última. La fiel amante definitiva que seguirá tejiendo susurros cuando todas las demás callaron; la que con mano de espina suave cubrirá la hora desnuda de desamparo hueco. Y cada noche, en los espejos de la fractal mirada, vencerá una vez más a la sombra con el rítmico destello del recuerdo inquebrantable.

Con ella me voy.

Un abrazo y hasta siempre.

#

annabel dijo...

"Fuimos aquello que hemos amado", dice alguien que conocí.
Peceras con vistan al mar en google, imagino que te gustará.
Tengo demasiada imaginación, quizás.
:)
PD. Este texto me ha encantado. Preciosoooo, ay la melancolía, hasta el nombre lo tiene bonito.

annabel dijo...

Peceras con Vistas al mar, perdón por la errata :)