domingo, 1 de junio de 2008

Una manta

Es casi de mañana y lo ha despertado el frío. Todavía en la duermevela, comprende que le bastaría levantarse de la cama un momento, coger una manta para atajar el frío y volver, protegido, al sueño. Demasiado esfuerzo. Se limita a ovillarse y, sin abrir los ojos, se ampara al calor que emana de su propio cuerpo. Casi llega a alcanzar los senderos del sueño; pero no lo logra. Todavía hostigado por un frío que no cesa, se revuelve en la cama procurando enredarse a tientas entre las tenues sábanas. Pero es también inútil. Después de adormilarse y despertarse varias veces, decide al fin -airado y desvelado- levantarse por su manta; pero al volver a la cama se encuentra ya sin ganas de dormir. Demasiado tiempo de batalla con el frío para conciliar el sueño.

Me cuentas, P., que te sientes desdichada, que llevas meses pensando en dejar tu trabajo y a tu novio; pero no te ves capaz de dar el paso. Es un círculo vicioso, me escribes. Y me pides consejo. Y yo sólo acierto, amiga, a contarte lo que he escrito arriba. No está en mis manos -ni en manos de nadie- procurarte esa manta. Sólo de ti depende contravenir los designios del frío.

4 comentarios:

Idea dijo...

No hay peor soledad que aquella a la que nos condenamos en la inercia de la duda.

Elena dijo...

He hecho un viaje de sol, lluvia y aire y no he dejado de soñar a la intemperie.

Debo de llevar una manta azul incorporada. Sí, eso lo explicaría todo : )

Besos de marmota.

Anónimo dijo...

Tus palabras siempre son evocadoras ¿Veremos,algún día, el tránsito de estas palabras del soporte digital al primitivo y rudimentario del papel impreso?

¡Luz, vista y capacidad lectora, los únicos instrumentos para descifrar los enigmáticos signos producidos por la infernal máquina de Gutenberg!
Aunque la humanidad adolezca de los dos últimos...

Francisco Sianes dijo...

Ni mejor compañía que la tuya, amiga Idea.

Un beso cariñoso.

***

Elena-Marmota,

Tú procura no tirar demasiado de la manta: no vayas a acabar peleándote por ella.

Un beso cómplice.

***

No sé, amable anónimo, si me resignaría a convertirme en un clásico. ;)

Ahora en serio: gracias por tus palabras (y anímate a firmar con un nombre o nick, que así podré personalizar mis agradecimientos).