viernes, 20 de junio de 2008

Garra

Para Ana

La muerte que no conoceremos no es más que un rutinario acontecimiento biológico; la que nos habita a diario es la garra que avienta el coraje y su alegría. Quien se enfrenta aterrado a sus adioses no fue merecedor de sus encuentros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La carne del héroe es temerosa. Su estatura y sus ojos lo desmienten, pero su mano tiembla de miedo cuando escribe. El miedo: ese regalo de los dioses con que apreciamos las bellezas minúsculas del mundo...
Agradecida.

Francisco Sianes dijo...

Ana,

Confieso mi tibieza ante la retórica del miedo. Como la locura, como el dolor, ofrece una mano mucho menos benigna cuando estrecha la tuya con fuerza.

Lo merece.