A ver ese anfitrión, que ponga un poquito de orden en la tertulia. No sé por qué (debe ser la edad), pero algo me dice que va llegando el momento de que impida el acceso de estos anónimos a sus habitaciones, amigo mío. Algunos de ellos pierden las formas con tremenda facilidad...
Siempre he publicado con mi nombre y apellidos y jamás me había planteado poner límites a la espontaneidad ajena (un exceso de confianza en la "civilidad" ajena que dice mucho más -presumo- que todos mis textos). Tiene usted toda la razón. Llevo varios días pensándolo: si la cosa sigue así, acabaré estableciendo un filtro para la publicación de comentarios. ¡Qué pena! Ruego a los anónimos y enmarcarados que me libren de tomar una medida tan contraria a mi temperamento.
La verdad es que la máscara del anonimato tarde o temprano acaba perjudicando al que la porta y más si la luce en todas las fiestas de manera tan arrogante.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
10 comentarios:
Pues ya sabes como quiero los míos… ves ensayando :)
¿ves ensayando?.... ves aprendiendos a escribis Elenas :)))
Querido anónimo (o anónima)...¿Será por tiempo? ;)
Por cierto, tenga cuidado, ya “ves” que todo lo malo se pega.
Elena, ten cuidado tú.
¿Qué tienen de especial esos cinco minutos?
¡Yo también quiero saberlo!
A ver ese anfitrión, que ponga un poquito de orden en la tertulia. No sé por qué (debe ser la edad), pero algo me dice que va llegando el momento de que impida el acceso de estos anónimos a sus habitaciones, amigo mío. Algunos de ellos pierden las formas con tremenda facilidad...
Amigo Sir John,
Siempre he publicado con mi nombre y apellidos y jamás me había planteado poner límites a la espontaneidad ajena (un exceso de confianza en la "civilidad" ajena que dice mucho más -presumo- que todos mis textos). Tiene usted toda la razón. Llevo varios días pensándolo: si la cosa sigue así, acabaré estableciendo un filtro para la publicación de comentarios. ¡Qué pena! Ruego a los anónimos y enmarcarados que me libren de tomar una medida tan contraria a mi temperamento.
La verdad es que la máscara del anonimato tarde o temprano acaba perjudicando al que la porta y más si la luce en todas las fiestas de manera tan arrogante.
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