Cómo un único hombre es capaz de sintetizar toda la música compuesta anteriormente. Cómo un hombre es tocado por este destino para conseguir la superación de la música en sí. Y cómo otro hombre es capaz de posar su mano sobre el hombro del otro atravesando siglos de tiempo para regalarnos las pruebas de esta superación.
¡Vaya! Qué velocidad está cogiendo tu blog... Me da la sensación de que en vez de semanas hace meses que no me paso por aquí.
¡Impresionate vitalidad! ¿Alguien habló de la decrepitud de la vejez? De esta forma uno siente las ganas de apurar hasta el último sorbo del tiempo que le toca vivir.
Aprecio, además, una veneración por la ancianidad de la que me siento partícipe.
Qué hermosa y apasionada... aunque prefiero un tempo más lento. Ya conocía estos vídeos de maestro Mstislav. Esa suite tercera cuenta con una tonalidad clara, brillante... pero en efecto es esa nota pedal en sol la que subraya -como usted- la extraordinaria intensidad del material sonoro. Por eso, quizá, me gustaría paladearla más despacio. Preludio de abrazo.
Sin prisa; pero sin pausa. Cuando vaya demasiado rápido, dame un toque; que no quiero yo precipitarme.
Un abrazo.
***
Tiene razón, amigo Insipiente: nada me conmueve más que un anciano que ha sabido conservar la entereza intelectual, artística y ética.
¡Quién mereciera un destino semejante!
***
Ana,
Las suites son una de mis debilidades. Las he escuchado cientos de veces, en las más variadas (a veces pintorescas) interpretaciones. Quizá las de Bylsma o la de Fournier sean más de su gusto.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
5 comentarios:
Cómo un único hombre es capaz de sintetizar toda la música compuesta anteriormente. Cómo un hombre es tocado por este destino para conseguir la superación de la música en sí. Y cómo otro hombre es capaz de posar su mano sobre el hombro del otro atravesando siglos de tiempo para regalarnos las pruebas de esta superación.
¡Vaya! Qué velocidad está cogiendo tu blog... Me da la sensación de que en vez de semanas hace meses que no me paso por aquí.
Siempre un abrazo.
¡Impresionate vitalidad! ¿Alguien habló de la decrepitud de la vejez? De esta forma uno siente las ganas de apurar hasta el último sorbo del tiempo que le toca vivir.
Aprecio, además, una veneración por la ancianidad de la que me siento partícipe.
Sorprendente, como siempre, Francisco.
Gracias por estos hermosos ratos.
Qué hermosa y apasionada... aunque prefiero un tempo más lento. Ya conocía estos vídeos de maestro Mstislav.
Esa suite tercera cuenta con una tonalidad clara, brillante... pero en efecto es esa nota pedal en sol la que subraya -como usted- la extraordinaria intensidad del material sonoro. Por eso, quizá, me gustaría paladearla más despacio.
Preludio de abrazo.
Edelweiss,
Sin prisa; pero sin pausa. Cuando vaya demasiado rápido, dame un toque; que no quiero yo precipitarme.
Un abrazo.
***
Tiene razón, amigo Insipiente: nada me conmueve más que un anciano que ha sabido conservar la entereza intelectual, artística y ética.
¡Quién mereciera un destino semejante!
***
Ana,
Las suites son una de mis debilidades. Las he escuchado cientos de veces, en las más variadas (a veces pintorescas) interpretaciones. Quizá las de Bylsma o la de Fournier sean más de su gusto.
Un abrazo con la "Allemande" de la sexta suite.
Buenas versiones cita. También podría añadirse la muy elegante de Jaap Ter Linden.
Gracias por su modulado, exquisito abrazo.
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