lunes, 9 de noviembre de 2009

Como King Kong



Quiero morir gorila, solitario en lo más alto, luchando y perdiendo, pero sin dejar de amar desesperadamente: como King Kong.

7 comentarios:

J. dijo...

Me quito el sombrero, amigo Sianes.
Ser gorila, ¿acaso no es una forma menos kafkiana de ser "piel roja"?
Saludos

Goriile dijo...

Mira por dónde, así es como creo que voy a diñarla yo dentro de poco...

alicia dijo...

Y con la mirada tierna de todas las bestezuelas que espantan, como moscas, aviones plateados...
Nos vemos, primarios y peludos, en las azoteas

sandmann dijo...

Es en los momentos de zozobra en los que la pluma se convierte en la única posible tabla de salvación.
Es en los momentos de incertidumbre en los que las páginas son la última guarnición que nos protege del descenso a la locura.
Y es en esos momentos de torbellino donde la creación resplandece con más luz que nunca.
Y quizá es triste, quizá es desgraciado. Pero es así. Porque lo que es cada vez más seguro es que es necesario.
Lamento muchísimo lo que está pasando. No obstante, hermano, sé que al igual que yo eres una persona de buen carácter (si por tal entendemos a aquella que no escupe su veneno, sino que lo traga, lo macera, y de él nace el remedio contra los males), así que te mando un abrazo desde la distancia, y la más sincera enhorabuena por muchas de las mejores líneas que te he leído en los últimos tiempos.

Francisco Sianes dijo...

El piel roja de Kafka es (o quiere ser) libre; el gran Kong acepta, hasta el final, su gozosa condición de prisionero. Ser gorila, amigo J., es -o así me engaño- la mejor forma de ser.

***

Si así ha de ser, Goriile, le deseo que las causas hayan justificado la consecuencia y los medios el fin.

***

Alicia,

Llega usted precedida por palabras que cantan. Gracias por dejar pasar, por esta azotea, su cometa.

***

Sandmann,

:-)

Elena dijo...

Cuando realmente te enamoras, el otro o la otra poco tiene que decir. La única tarea del perezoso o perezosa es darse cuenta. Cuando estás enamorado no se admite un no por respuesta. El que pilla primero por la espalda al otro gana. No se pierde nunca.

Francisco Sianes dijo...

Inversamente (con justicia o injusticia), las batallas perdidas del desamor tampoco acaban de perderse nunca.

Un beso. :-)