martes, 24 de noviembre de 2009

El alguacil alguacilado

[Doy la palabra a un lector que ha dejado este comentario en el texto Canto en penumbra. Sin duda, no era ése su lugar. Consideré que lo más adecuado era publicarlo en el artículo al que hace referencia; pero allí había dejado "Fernando" un comentario casi idéntico a éste. Lo publico, en fin, en artículo aparte y, por el momento (ando griposo y con entendederas deslucidas), sin comentario personal. Ustedes sabrán qué hacer con él. Yo, gripe A obliga, me lavo las manos.]

FERNANDO

Hola, me llamo Fernando. Es un poco tarde para realizar un comentario de la entrada del martes 9 de octubre de 2007 ("Antología del disparate"),entrada que me he encontrado por casualidad cuando, ignorante yo, no conocía el significado de "oi Lakedaimonioi" y buscaba orientación en internet. La cuestión es que no he podido soportarlo, ¡no sabía que podía existir en el mundo gente tan pedante y desagradable! ¡Y su amiga la comentadora Ana de la Robla es que es para darla de comer a parte! Llama a los chavales de los que usted habla "infelices", "indocumentados"... Dios, ¡cuánta frustración y vulgaridad hay en esas mentes!

No conozco su blog, pero este post rezuma, no "elitismo", pero sí soberbia (RAE, 2.Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás) e ignorancia por todos los lados, hecho bastante preocupante si el que lo escribe es un profesor... así va el sistema educativo.

¿Cómo se puede uno burlar de chavales de 15 años que están en el instituto? ¿Tan ingenuo es que no se da cuenta de que probablemente sean ellos los que se burlan de usted, al escribir esas chorradas en los exámenes, y que lo que pasa es que no les interesa lo más mínimo los contenidos de sus clases? ¿Cómo se atreve a juzgarlos o a burlarse de ellos? En todo caso, la responsabilidad siempre la han de tener los adultos, y los adolescentes han de adquirirla gradualmente. No digo que les haya echado toda la responsabilidad a los chavales encima, pero es evidente que sí que se han echado (usted y los comentaristas) unas risas a costa de ellos, cuando yo, que no hace tanto que era un chaval de esos (ahora tengo 30), recuerdo el sopor y el aburrimiento de las clases del instituto, y como algunos chavales sin interés y completamente desmotivados por una panda de profesores vagos y perezosos, escribían "bromas" de ese tipo en los exámenes.

¿De verdad cree esencial que los chavales sepan el nombre de esos autores que cita, o que se cofundan y crean que fue Platón y no Sócrates quien bebió la cicuta? ¿Lo considera tan relevante y trascendente? Pero, ¿en qué mundo vive usted? ¿De qué árbol se ha caído? Cuánta pedantería dios mio. Seguro que esas niñas conocen un montón de "datos" que usted desconoce. Seguro que conocen grupos de música que usted desconoce, o videojuegos revolucionarios de los que usted no ha oído ni hablar. O seguro que, simplemente, follan mucho más y saben más del sexo que usted.

En fin, existen muchos tipos de inteligencia (parece mentira que un profesor no sepa eso) y, de acuerdo, creo personalmente que es bueno que todos los ciudadanos conocieran en profundidad la historia de la filosofía, sería instructivo, pero el hecho de que eso no sea así no me hace pensar que los demás son tontos, o que el mundo se va a la debacle...

En fin, así nos va, con profesores que sólo se preocupan de conseguir su plaza fija de funcionario, y luego a reírse de la "ignorancia" de los jóvenes. Deberían estudiar los cambios sociales que se están produciendo y las revoluciones (morales, tecnológicas, científicas, económicas, religiosas, etc.) que se están dando en nuestro tiempo y que provocan la obsolescencia de nuestra tradicional educación. Revoluciones de las que ningún profesor o intelectual-resabido-criticón-en-abstracto-del-sistema-educativo-español parece haberse dado cuenta.

Espero y deseo que en los dos años transcurridos desde la publicación de la entrada en cuestión haya usted madurado un poco su "opinión" sobre los jóvenes y sus conocimientos, y haga algo más interesante o productivo que reírse de ellos.

markhaug@hotmail.com

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá lo mejor sería no comentar, pero en fin...

Con tanto cambio y con lo perezosos que somos, no nos hemos dado cuenta de que nuestros alumnos ya no son humanos.

Ya no les sirve la filosofía, ni la literatura, ni la historia ("obsolescentes" materias), sino que están muy por encima.

Son tan inteligentes que no nos responden o nos responden con bromas, para divertirse.

Cuando los vemos con esos ojos de expresión vacía, es por nuestra culpa, porque somos aburridos. Ellos, en cambio, bullen por dentro, están llenos de ideas y preocupados por altos valores, inconcebibles para nosotros.

¿Aportar algo al mundo?, ¿aprender?, ¿dar satisfacción a sus padres o a sí mismos? No, no, nada de eso. Todo eso son valores "obsolescentes".

Están muy interesados en algo tan nuevo, tan nuevo, tan nuevo que nadie le pone nombre.

Si el amable señor que critica nuestra pereza sabe qué es lo que de verdad les importa, que nos ilustre.

Anónimo dijo...

francisco, veo que la gripe te ha afectado a la coherencia, no entiendo que este comentario merezca post particular.

Francisco Sianes dijo...

An,

Pues lo que me faltaba ya era tener afectada también la coherencia...

A mí sí me parece significativo. Como síntoma (y no de mi gripe).

¿No estarás celosilla? Tú ponme un comentario molón, que te lo "posteo". :-P

Anónimo dijo...

jajajajaja... hoy sólo me salen risas ¿te parece poco?

Francisco Sianes dijo...

Es que te doy siempre (dobles sentidos aparte) donde más te duele...

Anónimo dijo...

Yo vengo sólo para decir que estoy comiendo aparte :-)

Anónimo dijo...

Estimados comentaristas:

En primer lugar, pido disculpas por si el tono de mi comentario ha podido ofender a alguno de los lectores de este blog o al autor mismo. Vaya por delante mi respeto a todos.

Lo que me ha movido a escribir mi comentario a la entrada Antología del disparate puede ser resumido en dos motivos fundamentalmente: por un lado, el interés por los mismos temas educativos que trata el autor en su blog, así como el interés por debatir estos temas con gente interesada en los mismos; por otro lado, me he sentido indignado ante lo que considero un exceso de pedantería y un ataque a los componentes más débiles e inocentes del sistema educativo español –los jóvenes-.

Tengo la impresión –por experiencia personal, no por ningún estudio concienzudo- de que los médicos suelen culpar a los pacientes del mal funcionamiento del sistema sanitario público español. He oído a varios médicos decir que en España la gente colapsa las urgencias con problemas de salud que no son urgentes y que en Alemania, por ejemplo, la gente es más responsable y por eso funciona todo allí tan bien. Otros echan la culpa incluso a los inmigrantes, los cuales en realidad –jóvenes y fuertes la mayoría- apenas hacen uso de nuestra maravillosa Seguridad Social. Yo he acudido a urgencias en Alemania, siendo español, y me han atendido inmediatamente, sin esperas y con todos los respetos y cuidados. En España, por el mismo problema que no viene al caso ahora, he esperado más de tres horas.

¿Qué diferencia el estado social alemán del español? Yo, desde luego, no tengo toda la información para realizar un análisis serio y riguroso, pero sí puedo decir que los alemanes –en términos generales y, por tanto, inexactos- son más hipocondríacos que nosotros, y acuden al médico o a la farmacia en cuanto sienten la más mínima dolencia. Por tanto, según mi diagnóstico de andar por casa, la causa del mejor funcionamiento del sistema sanitario alemán con respecto al español no reside en la mayor picardía o irresponsabilidad de los enfermos españoles. Quizá reside en algo que salta a la vista: la enorme inversión económica que realiza Alemania en relación a las instituciones e infraestructuras del Estado de Bienestar.

Quizá en el ámbito educativo pueda hacerse un análisis similar: faltan medios, faltan recursos, pero echamos la culpa del fracaso a los más débiles del sistema: los adolescentes. ESA ES LA POSTURA QUE ME INDIGNA. Yo también soy profesor de secundaria (o aspirante, mejor dicho). He trabajado en institutos y he visto cómo está el patio. Pero no me da como para reírme de los chavales. Me da , más bien, por ponerme las pilas, tratar de buscar métodos pedagógicos nuevos, buscar cosas que estimulen a los chavales… pero no renunciar a la filosofía.

No creo que los alumnos hayan dejado de ser humanos y no necesiten más la filosofía, la historia o la literatura. Más bien, estas disciplinas les pueden ayudar mucho a crecer mejor e incluso a ser felices. El camino para que accedan a ellas, el camino iniciático, lo tenemos que buscar los profesores y maestros. Pero nunca riéndonos por lo bajo de los chavales, pensando que son “infelices”, “indocumentados” (no te enfades Ana, pareces sensible e inteligente, pero tus comentarios me han parecido soberbios y vanidosos –he mirado el significado de estas palabras en el DRAE-). Ellos se han criado en un ambiente muy diferente al que nos criamos nosotros. No han dejado de ser humanos, pero sí que han sido sometidos a estímulos muy diferentes a los nuestros, estímulos que los han hecho adquirir hábitos completamente distintos a los nuestros. Y nosotros hemos de estudiar estos cambios sociológicos, estos cambios que se están dando en nuestra sociedad y adaptarnos a ellos. O combatirlos, pero no olvidando que un alumno siempre es un alumno (Del lat. alumnus, de alĕre, alimentar) y un profesor siempre es un profesor.

Sé que es difícil. Para mí lo es.

markhaug@hotmail.com

Maribel dijo...

Empieza por momentos a parecerme divertido este blog...

Entre tanto examen y tanto trabajo vienen bien un par de carcajadas.

¿Quién es Fernando y de qué seta se ha escapado?

Pido por favor (por fis, por fis, por fis), y para saciar mi graaan curiosidad, que el dueño de este "maravilloso" (ejem ejem, la tos...) blog, deje constancia de la cara que puso cuando leyó este comentario (y hablamos del de Fernando, y no del mío).
Y of course, quiero saber qué pensamientos pasaron por su mente (su vida entera supongo, si esto es como una puñalada en el corazón) en el mismo instante en que acabó de leer "Revoluciones de las que ningún profesor o intelectual-resabido-criticón-en-abstracto-del-sistema-educativo-español parece haberse dado cuenta." [Ains, una pena que ya no haga exámenes de lengua en los que pueda dejar constancia de lo que me ha gustado esa frase...].

¡Un saludo risueño!

Anónimo dijo...

"No creo que los alumnos hayan dejado de ser humanos y no necesiten más la filosofía, la historia o la literatura. Más bien, estas disciplinas les pueden ayudar mucho a crecer mejor e incluso a ser felices."

Me ha gustado sobremanera esta última frase. Aunque no llego a comprender ni por asomo que demonios puede significar eso de crecer mejor, si me ha quedado clara la función que le asignas a la lieratura, historia y filosofía que no es otra que la de abono. No es poco lo que esto me aclara: de ahí el empeño en no estudiar los clásicos y su sustitución por pseudoliteratura molona, también conocida como literatura juvenil o directamente estiércol.

No es precisamente felicidad lo que el estudio de éstas artes podría aportar a nuestros alumnos, sino todo lo contrario, la capacidad de poder instalarse en la duda (racional) permanentemente. Siento mucho tener que contradecirte, estimado anónimo, pues el mejor abono de la felicidad es la ignorancia, la misma que profesan las ovejas que en rebaño son guiadas al matadero. Si mi prioridad fuera la consecución de la felicidad de unos muchachos seguiría la pedagogía del "nada enseño" o me haría directamente hermanita de la caridad.

"Quizá en el ámbito educativo pueda hacerse un análisis similar: faltan medios."

Otro aspecto en el que concordamos bastante. Efectivamente faltan muchos instructores (y sobran demasiados "enseñantes"), faltan reválidas, exámenes de ingreso y auténticos itenerarios diversificados (conducentes a titulaciones diferenciadas),... Pero todo esto lo completaría con una lista de cosas que sobran, cuando no molestas y distraen, y que detraen una cantidad ingente de recursos (dineros).

Todas estas cosas y algunas más llegarás a comprenderlas no tras varios años de docencia sino tras varios como padre. Entonces te preguntarás que narices pintas como padre si la ley le impone a tus hijos un único modelo pedagógico que no podrás eludir mas que con chequera en ristre y sin ningún tipo de seguridad jurídica (el colegio se pasa la ley por la entrepierna, pero si hay denuncias...).

Anónimo dijo...

“Fernando” de nuevo (y no “anónimo”, como el verdadero “anónimo” me llamó.

A ver Maribel, Fernando soy yo y no me escapé de ninguna seta. Pero por lo que veo este es más bien un blog de ligoteo (no lo critico, es legítimo), ya que ninguna de las mujeres que he visto aquí (ni siquiera tú Maribel) se ha dignado a refutar ninguno de los argumentos que planteo en mi comentario. Tan sólo han seguido coqueteando con el autor del blog.

Respecto a anónimo, unas aclaraciones:
Al igual que tú, pienso que, puestos a hacer el esfuerzo de leer, leamos a los clásicos que no suelen fallar y dejemos las mierdas si acaso para leer mientras hacemos las necesidades.
Cuando me refiero a crecer mejor (y tú que tienes por lo que dices más experiencia que yo sabrás a lo que me refiero) no me refiero al aspecto biológico de crecer. No me refiero a “crecer mejor” en el sentido de que tomando mucho Danone podamos “crecer mejor”. Me refiero más bien a crecer de manera reflexiva (Sócrates: “una vida sin reflexión no merece la pena ser vivida”).
Al contrario que tú, no creo que las ovejas sean felices. O mejor dicho, te concedo que son felices, pero su felicidad es frágil. Por eso la reflexión nos ayuda a ser felices, porque la felicidad que podamos construir basándonos en la reflexión será (por pequeña que sea) mucho más resistente que la felicidad de la oveja. A la oveja la felicidad le dura poco… en un instante se le va todo a la mierda. Eso le pasa también a mucha gente, que por huir toda la vida de la reflexión de repente, un día, se encuentran de sopetón con el hecho de que su felicidad, basada en la ignorancia y en el escapar constante a la razón, se desmorona en un segundo.

Entonces, querido anónimos, no tengo hijos todavía, pero a mí sí que la filosofía me ayuda a “crecer mejor” y “ser feliz”.

Respecto a las fórmulas que planteas, no estoy tan seguro que limitando el acceso a los “menos capaces” (no sé si es a eso a lo que te refieres con los exámenes de acceso) y con más reválidas solucionaríamos algo… puede ser, no lo sé. La cuestión es que yo no creo que existan los idiotas, pero, claro, eso es un dogma para los profes (una proyección de su (nuestra) frustración, y entonces dejaremos ese tema de discusión para otra ocasión…

markhaug@hotmail.com