sábado, 20 de septiembre de 2008

Un rumor secreto

Es apenas un rumor secreto; pero el gallo portugués que canta, al alba, si habrá en Madrid solana o aguacero; la torre Eiffel que extiende en torno un tropical París en el saloncito caribeño; la matrushka que en Palermo cobija su progenie como su dueña el fervor por su genealogía; el miura extemporáneo a la sombra del bonsái de plástico en Uppsala... están desapareciendo. La irrupción de las pantallas de plasma y LCD ha comportado el adelgazamiento de los aparatos de televisión y -quién podría temerlo, quién premeditarlo- ha minado la industria del souvenir. La flamenca, el Taj Mahal, la muñequita militar, la caracola no caben ya sobre la tele. El hábitat del mercado de recuerdos está en peligro.

La supervivencia y la extinción de cada cosa exige una concatenación de azares cuyo rigor ignoramos y cuya fortuna no merecemos ni desmerecemos. El aleteo de una mariposa en Pekín despierta el huracán en Coral Gables. La temeridad de un anciano rescata de la tumba de una cueva las palabras que son la Palabra. Una confidencia susurrada en una alcoba perdida en un siglo remoto precipita tu muerte, en esta esquina íntima.

Nadie sabe qué se pierde en un paso equivocado, una mano que se cierra sobre treinta denarios, un perdón que no acontece, el adelgazamiento de una caricia que calmaba los rigores de la carne. Nadie sabe qué depende de un abrazo sostenido, de la herrumbre de una espada, el retorno de un vencejo, esta flor en la ventana, el valor de veintiún gramos, tu lectura de esta página.

3 comentarios:

Elena dijo...

Ojalá que los pasos perdidos sean pasos ya aprendidos y este momento todo lo que podemos ser.

Un beso con efecto mariposa.

Anónimo dijo...

... y sabiendo esto, procuremos no tirar excesiva basura en el río de heráclito.

(tiro ahora mi reflejo en el agua)

Francisco Sianes dijo...

Elena,

Yo, como Pepe Pótamo, le respondo -en un gesto que le toca a usted calificar- con mi "hipoaullido huracanado".

***

An,

La cuenca del río -un fenómeno no por desusado menos comprensible- se convierte en géiser.