Tus trigales incendiados -cada tallo un horizonte vertical por el que asciende el sol multiplicado en cada grano- entonan las ofrendas de tu meridiano. Y, sin embargo, todo deseo encuentra su fatiga antes que el corazón alcance a recorrerlo hasta su extremo.
martes, 30 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario