Tenga muchas felicidades. Una estupenda edad para que alguien inteligente como usted siga descubriendo cómo coño seguir descubriendo motivos para ilusionarse.
Justo dos días después de su cumpleaños, me reencuentro con usted y su blog. Veo que mantiene su foto inicial, en la penumbra, detrás de ese libro inacabado por siempre, que usted nos deshoja poco a poco. Y me llevo doble sorpresa: por un lado, ha cambiado el nombre del blog y, por otro, resulta que no era usted ni siquiera un treintañero hasta ayer mismo.
Bueno, pues hola. Sigo leyendo cosas suyas atrasadas.
Quiero celebrar una fiesta de treintañeros. A ver si me animo y me ayudáis a concretar entre todos... ¡viejunos!
Un beso.
***
Lea, lea las atrasadas, que este blog permanece en estado de semicatatonia. Me comprometo (espero que esto no suene a amenaza) a remozarlo a partir de septiembre.
¿Le parece... te parece poco delito cumplir sólo treinta años? Vamos, qué falta de delicadeza... Pues sí, muchas habrán de ser las delicias que nos des a beber para que mi ira se aplaque... Aunque si te digo la verdad, salvo ciertos desajustes en la vista y algún que otro dolorcito de más, casi me siento mejor a los cuarenta y tantos que a los treinta. Sí, definitivamente, mi crisis fue precisamente a esa edad tan terrible, la famosa crisis de los treinta... Je, je...
Delicias, delicias... pues depende de qué señoritas se apunten a la fiesta. No sería de recibo que la cosa acabara en un bis a bis entre un treintañero angustiado y un cuarentón (¿o cincuentón, pillín?) rencoroso.
No, no, aún me quedan tres venerables años para cumplir la cincuentena, pero vamos, que se cumplen esos tres y los que hagan falta; y como un chiquillo...
Lo del cuello creo que no nos iba a funcionar. Más de una vez, en ciertas noches de ricos efluvios, me he lamentado ante distintos dioses de esa falta de querencia homeopática, porque algún que otro amigo bien merecería, sin duda más que muchas, mis cariños y desvelos. Pero nada, oye, los dioses me dejaron unisex... Y ahora que lo dice, sí, ¿qué fue de todas aquellas damas que bebían los vientos por sus versos?
(Sí, su cementerio de elefantes, y el elefante más lozano, volador y algo borrachín, casi siempre desubicado pero fiel amigo de sus amigos...).
No, si acabará poniendo a Dios por testigo, tú verás... Bueno, fuera como fuerese, esperaremos con interés esa org... esa fiesta otoñal, y si se acaba en la taberna cantando clavelitos con voces asaz masculinas, pues ellas se lo pierden, oiga. Me voy a descansar para ir cogiendo fuerzas... en los pulmones.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
21 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=xVzIGMqRznk
:-*!
¿Felicidades? Sí, felicidades.
Un beso con vela.
:-)
***
:-S
***
:-o (soplo)
Tenga muchas felicidades. Una estupenda edad para que alguien inteligente como usted siga descubriendo cómo coño seguir descubriendo motivos para ilusionarse.
Un abrazo.
Felicidades señor Sianes, bienvenido a la treintena.
Un abrazo infinito
Justo dos días después de su cumpleaños, me reencuentro con usted y su blog. Veo que mantiene su foto inicial, en la penumbra, detrás de ese libro inacabado por siempre, que usted nos deshoja poco a poco.
Y me llevo doble sorpresa: por un lado, ha cambiado el nombre del blog y, por otro, resulta que no era usted ni siquiera un treintañero hasta ayer mismo.
Bueno, pues hola. Sigo leyendo cosas suyas atrasadas.
Andoba,
En ello estamos, amigo; en ello seguimos.
Y gracias.
***
Meri,
Quiero celebrar una fiesta de treintañeros. A ver si me animo y me ayudáis a concretar entre todos... ¡viejunos!
Un beso.
***
Lea, lea las atrasadas, que este blog permanece en estado de semicatatonia. Me comprometo (espero que esto no suene a amenaza) a remozarlo a partir de septiembre.
¡Ese Insipiente! :-)
Desde el abismo de mis cuarenta (y pico) le conmino a que disfrute de su década prodigiosa. Lo mejor está por venir.
Joío mocoso... ¡Qué asco de juventud!
Como diría Castel, JML, "todo tiempo pasado fue peor". Yo me conformo con no dilapidar mi propia herencia.
Es un gusto verlo de nuevo por aquí.
[Y ya me dirá si los cincuenta son la edad de la renuncia a peregrinar de máscara a máscara.]
¡Pero Sir!
¿A qué debo esta "iracundia de yel y sin sentido"? ¿Qué impertinencia me ha hecho merecedor de su acutísimo venablo?
Está usted invitado a la fiesta otoñal (que no autumnal), aunque treintañero no sea. A ver si con eso calmo su talante acerbo... :-P
Por cierto que el blog ha cambiado bastante más que yo...
Esto que era antes (¡oh nostalgia!) un gallinero de anónimas se ha acabado convirtiendo (¡oh ingrato destino!) en un cementerio de elefantes...
Aquí hay que armar el taco como sea...
¿Le parece... te parece poco delito cumplir sólo treinta años? Vamos, qué falta de delicadeza... Pues sí, muchas habrán de ser las delicias que nos des a beber para que mi ira se aplaque... Aunque si te digo la verdad, salvo ciertos desajustes en la vista y algún que otro dolorcito de más, casi me siento mejor a los cuarenta y tantos que a los treinta. Sí, definitivamente, mi crisis fue precisamente a esa edad tan terrible, la famosa crisis de los treinta... Je, je...
Delicias, delicias... pues depende de qué señoritas se apunten a la fiesta. No sería de recibo que la cosa acabara en un bis a bis entre un treintañero angustiado y un cuarentón (¿o cincuentón, pillín?) rencoroso.
Todavía estoy por meterle cuello, Sir. :-P
No, no, aún me quedan tres venerables años para cumplir la cincuentena, pero vamos, que se cumplen esos tres y los que hagan falta; y como un chiquillo...
Lo del cuello creo que no nos iba a funcionar. Más de una vez, en ciertas noches de ricos efluvios, me he lamentado ante distintos dioses de esa falta de querencia homeopática, porque algún que otro amigo bien merecería, sin duda más que muchas, mis cariños y desvelos. Pero nada, oye, los dioses me dejaron unisex... Y ahora que lo dice, sí, ¿qué fue de todas aquellas damas que bebían los vientos por sus versos?
Fdo. Dumbo
(¿Dumbo?)
Ale, ale... no sé yo si podrá resistirse cuando le haga ojitos.
"Y ahora que lo dice, sí, ¿qué fue de todas aquellas damas que bebían los vientos por sus versos?"
Ignoro lo que bebían las damas; acaso hayan pasado a formar parte de "lo que el viento se llevó".
(Sí, su cementerio de elefantes, y el elefante más lozano, volador y algo borrachín, casi siempre desubicado pero fiel amigo de sus amigos...).
No, si acabará poniendo a Dios por testigo, tú verás... Bueno, fuera como fuerese, esperaremos con interés esa org... esa fiesta otoñal, y si se acaba en la taberna cantando clavelitos con voces asaz masculinas, pues ellas se lo pierden, oiga. Me voy a descansar para ir cogiendo fuerzas... en los pulmones.
¿¿¿Cumples el 14 de agosto???? ¡¡Yo también!!XD
Felicidades otro año más desde Marienbad!
:-*!
Parece ser que compartimos anyos: destino comun. Por que destino concreto compartimos Marienbad?
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