miércoles, 12 de agosto de 2009

Soy, somos

Ahora que vuelvo a mi ciudad, me preguntan por qué la prefiero a los pueblos. Con la pereza de la generalización, respondo: "En la ciudad, se conjugan los verbos en primera persona del singular; en los pueblos, lo hacen en primera persona del plural". Con eso queda dicho todo.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

si sentiste pereza al generalizar por algo será.

Francisco Sianes dijo...

Al generalizar, sentía convicción; no pereza. Esa "pereza" es un cobarde parapeto contra la indignación de los amantes de la cultura de pueblo. Tendrá, no digo yo que no, cosas maravillosas; pero yo me he tropezado demasiado a menudo con una mentalidad cerrada, cateta y tribal incompatible con mi salud psicofísica.

Huelga decir que el tribalismo se encuentra en todas partes, incluso en las ciudades más cosmopolitas; pero quienes enarbolan esa bandera nunca lo hacen como "ciudadanos", sino como miembros (impotentes) de un "pueblo" ("Nosotros los vascos/andaluces/hombres/homosexuales... SOMOS...". "Eso sólo podemos entenderlo los vascos/las mujeres/los de Villarrealejo de Abajo, etc.").

Lo decía Ferlosio: "Nosotros es tan persona como yo; y más aun, Nosotros es, si cabe, mucho peor persona".

Conviene no alternar con tan poco recomendable sujeto.

Anónimo dijo...

El plural mayestático es un mal invento :-)

Francisco Sianes dijo...

Viva el singularismo republicano.

doscontratres dijo...

No existe "nosotros", es una abstracción. Y más (y peor) si engloba algo tan confuso como el "pueblo". Cuando alguien dice hablar en nombre de no-sé-qué-pueblo, es para temblar después de reír.

Francisco Sianes dijo...

Querido amigo (bienvenido de nuevo),

Es de esperar el día en el que cada uno nos atrevamos a hablar en nuestro nombre, asumiendo la responsabilidad, las heridas abiertas de la responsabilidad, que eso implica.

andoba dijo...

Yo no despreciaría el nosotros, Don Francisco, aunque es cierto: ¡son tan pocas las veces en que se puede uno sentirse integrado sin reservas en un nosotros!

Profesor Insipiente dijo...

Lo bueno del pueblo es que nunca estás solo. Vas a un bar y, al momento, conoces a todos, tienes gente con quien charlar, te saludan cuando te cruzas con alguien por la calle, aunque no te conozcan...
Lo malo de la ciudad es que te ignora todo el mundo. Da la sensación de que el vecino es un enemigo potencial.
Creo que es bueno poder conjugar el "yo" y el "nosotros". Es más, sin el "nosotros", en el caso del ser humano, no existiría el "yo".

Francisco Sianes dijo...

Amigo Andoba,

El "nosotros" que yo temo es el "nosotros político". Y uno muy concreto: el "nosotros justificatorio" (aquel que esconde defectos personales en supuestas características colectivas congénitas).

"Sí, viajo poco y no sé idiomas; es que los españoles SOMOS así".

"Sí, soy machista: es que los de mi generación SOMOS así".

(Por poner ejemplos suavecitos.)

Al "nosotros íntimo", cuando es logrado, no le pongo yo objeción alguna [aunque no pocas veces deviene en irritante "nosotros justificatorio"; verbigracia: "Es que Maruja y yo no SOMOS de hacer amistades". Brrrrr.]

Un abrazo.

Francisco Sianes dijo...

Profesor Insipiente: ¡crack!

"Lo bueno del pueblo es que nunca estás solo [¡espeluznante!]. Vas a un bar y, al momento, conoces a todos [¡aterrador!], tienes gente con quien charlar, te saludan cuando te cruzas con alguien por la calle, aunque no te conozcan [¡pavoroso!]..."

;-)

Lo de la ciudad: hombre, lo que me gusta de la ciudad es precisamente eso: los contactos y las relaciones no se dan, como en los pueblos, de forma natural y casi inevitable: es precisa la elección y la voluntad de establecerlas. Y, mientras eso se hace (o no se hace), el maravilloso y nunca bien ponderado anonimato. :-)

Por lo demás, me remito a lo que he escrito en el comentario anterior.

¡Cuánto me alegra verlo por aquí!

Profesor Insipiente dijo...

Es curioso, su análisis a mi comentario me refuerza la idea -nada nuevo bajo el sol- de que las cosas no son buenas ni malas de partida, sino que nos parecen una cosa, o la contraria, según nuestras circunstancias en un momento particular. Circunstancias cambiantes casi siempre.

Me alegro de verle y de ver que continúa con su blog.
(Si no le importa, cuando no entienda alguno, o algo, de sus escritos, le solicitaré un ACI; ya le dije, en persona, que me resultaba agotador leerle y, a veces, desconcertante. Pero, a riesgo de engordar -que no hacerlo crecer- su ego, le diré que su calidad literaria me resulta fascinante.

Francisco Sianes dijo...

Insipiente,

Ya sabe que soy pedagógicamente correcto. Yo le explico lo que usted me pida. Y engorde, engorde, que alguna hay que me encuentra agotador y me mantiene a dieta...

Francisco Sianes dijo...

Aunque... ¿qué dice usted de no entender? ¡Si es la única persona que yo conozco capaz de manejarse diestramente entre decretos del BOE! ¿Habrá mayor competencia lectora? Yo de mayor quiero ser como usted...

Profesor Insipiente dijo...

¡Ja, ja, ja, ja! Los BOE, y no digamos los BOJA, tienen en cumún la total ausencia de creatividad, un nefasto uso de nuestra lengua, y la repetición incansable y monótona de los mismos clichés lingüísticos e ideológicos. Visto el título de un decreto, casi puedes cantar de memoria lo que te vas a encontrar antes de leerlo. Leído -con continencia del vómito- el primero, leídos todos. Eso sí, me he especializado en sacar entre líneas la "información B", es decir, aquellas cosas que realmente quieren conseguir con el texto legal, pero que es políticamente incorrecto escribirlo.