El destino del héroe se fragua siempre a oscuras, de espaldas a la luz. El destino del héroe es un desván. Y una serie de victorias con el rubor del sepia.
Cuando vi la tercera imagen sobre "el héroe", me dejó usted dolorosamente impactado, pero con el placer de seguir contemplando la belleza de su narración sin palabras.
Pensé que el final del Héroe era morir, abatido por otro héroe más héroe que él, o más favorecido por la Fortuna o por cualesquiera caprichosos Dioses. Era doloroso, y me acordé de Héctor, de los Ayax, de todos los compañeros de Odiseo, de la inmensidad de los troyanos,...de Aquiles.
Pero la imagen es un contraluz. Me llamó la atención el casco, la cabeza huérfana de cuerpo, y lo que parecía la pezuña de un caballo a los pies del héroe que acababa de vencer -según yo pensaba- a mi héroe, a su héroe -de usted-, ése que con tanto mimo había usted cuidado en las dos imágenes anteriores.
Quise agrandar la foto para ver algo más, hice clic y el nuevo tamaño me aclaró poco. Intentaba ver algo más del rostro que sostenía el brazo vencedor.
Entonces vi en la barra de herramientas de mi ordenador, una serie de número y letras sin sentido, pero al final aparece..."perseo" (así, con minúsculas).
Me fui a wikipedia...Y Perseo me dio en toda la cara con su Medusa. Me dejó, ahora a mí, petrificado. ¡¡Usted había reflejado un héroe vencedor!! Acudieron a mi mente "El Jabato", "El Capitán Trueno".
¡Los héroes tienen que morir! Tantas cosas queridas dejadas atrás, tantos surcos prematuros en la tez, tantas cosas sagradas profanadas, tantos jirones del alma para ser héroe no pueden acabar con una victoria. Es más elegante, más serena, más justa, la muerte.
Pues veinticuatro horas me ha tenido usted meditando sobre su -con perdón- puñetera trilogía de imágenes. Y no pensaba contestarle, si no me hubiese usted, más abajo, o más arriba, según se mire, interpelado.
Que la inflacionaria retórica del heroísmo no lo (la) engañe: admitamos que hay perversos y cobardes; pero tambíén hay héroes sin comillas y en mayúsculas.
Un cordial saludo.
***
Amigo Insipiente,
No trataba de hacer una "narración sin palabras" épica, sino trágica. Y la tragedia de tantos héroes es que se enfrentan y a veces vencen al horror en el más ignominioso de los silencios.
Lo dice Ana: el destino del héroe se fragua (matizo) casi siempre a oscuras: por eso fotografié a Perseo de espaldas. Ése es el carácter trágico de su destino. Pienso -por ejemplo- en tantos políticos del País Vasco, que plantan cara y vencen a lo monstruoso (porque plantar cara al horror es ya suficiente victoria y digno de héroes sin comillas) abandonados o incluso denigrados.
Malos tiempos para los héroes. Quizá un día nos atrevamos a mirarlos de frente. Ojalá hayamos sido lo suficientemente limpios para que la valentía de su mirada no nos petrifique aun más que la terrible mirada de la vencida Medusa...
Un abrazo.
(Y ya sabe que sus comentarios son siempre bienvenidos, ¡hombre!)
***
Ana,
Yo procuraré no sentir rubor ante su penetrante mirada.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
4 comentarios:
Debería ser este, un ser entrecomillado.
El destino del héroe se fragua siempre a oscuras, de espaldas a la luz. El destino del héroe es un desván. Y una serie de victorias con el rubor del sepia.
Me vuelve usted, Francisco, a desconcertar.
Cuando vi la tercera imagen sobre "el héroe", me dejó usted dolorosamente impactado, pero con el placer de seguir contemplando la belleza de su narración sin palabras.
Pensé que el final del Héroe era morir, abatido por otro héroe más héroe que él, o más favorecido por la Fortuna o por cualesquiera caprichosos Dioses. Era doloroso, y me acordé de Héctor, de los Ayax, de todos los compañeros de Odiseo, de la inmensidad de los troyanos,...de Aquiles.
Pero la imagen es un contraluz. Me llamó la atención el casco, la cabeza huérfana de cuerpo, y lo que parecía la pezuña de un caballo a los pies del héroe que acababa de vencer -según yo pensaba- a mi héroe, a su héroe -de usted-, ése que con tanto mimo había usted cuidado en las dos imágenes anteriores.
Quise agrandar la foto para ver algo más, hice clic y el nuevo tamaño me aclaró poco. Intentaba ver algo más del rostro que sostenía el brazo vencedor.
Entonces vi en la barra de herramientas de mi ordenador, una serie de número y letras sin sentido, pero al final aparece..."perseo" (así, con minúsculas).
Me fui a wikipedia...Y Perseo me dio en toda la cara con su Medusa. Me dejó, ahora a mí, petrificado. ¡¡Usted había reflejado un héroe vencedor!! Acudieron a mi mente "El Jabato", "El Capitán Trueno".
¡Los héroes tienen que morir! Tantas cosas queridas dejadas atrás, tantos surcos prematuros en la tez, tantas cosas sagradas profanadas, tantos jirones del alma para ser héroe no pueden acabar con una victoria. Es más elegante, más serena, más justa, la muerte.
Pues veinticuatro horas me ha tenido usted meditando sobre su -con perdón- puñetera trilogía de imágenes. Y no pensaba contestarle, si no me hubiese usted, más abajo, o más arriba, según se mire, interpelado.
Es agotador, pero seguiré leyéndole.
Un abrazo -y disculpe mis intromisiones-.
Jian,
Que la inflacionaria retórica del heroísmo no lo (la) engañe: admitamos que hay perversos y cobardes; pero tambíén hay héroes sin comillas y en mayúsculas.
Un cordial saludo.
***
Amigo Insipiente,
No trataba de hacer una "narración sin palabras" épica, sino trágica. Y la tragedia de tantos héroes es que se enfrentan y a veces vencen al horror en el más ignominioso de los silencios.
Lo dice Ana: el destino del héroe se fragua (matizo) casi siempre a oscuras: por eso fotografié a Perseo de espaldas. Ése es el carácter trágico de su destino. Pienso -por ejemplo- en tantos políticos del País Vasco, que plantan cara y vencen a lo monstruoso (porque plantar cara al horror es ya suficiente victoria y digno de héroes sin comillas) abandonados o incluso denigrados.
Malos tiempos para los héroes. Quizá un día nos atrevamos a mirarlos de frente. Ojalá hayamos sido lo suficientemente limpios para que la valentía de su mirada no nos petrifique aun más que la terrible mirada de la vencida Medusa...
Un abrazo.
(Y ya sabe que sus comentarios son siempre bienvenidos, ¡hombre!)
***
Ana,
Yo procuraré no sentir rubor ante su penetrante mirada.
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