Vivo en un lugar apartado: fuera de mi trabajo, no trato con nadie. Pueden pasar semanas hasta volver a encontrarme con la gente que quiero. Así que, en los momentos en que no me apetece otra cosa y el tiempo parece avanzar con fofa lentitud, me preparo un café y abro Internet. Hace unos años, descubrí el programa Messenger. Como tantos, tengo una cuenta formal y otra frívola. Al principio, daba mi dirección frívola casi indiscriminadamente: hombres o mujeres, jóvenes, viejos, compatriotas, extranjeros. Me daba igual. Soy muy curioso y me intriga saber de qué y cómo habla la gente. A lo largo de estos años, he conversado con cientos de personas. A menudo, las conversaciones no han durado más de un par de minutos; en algunos (muy pocos) casos, las conversaciones empezaron hace años y aún no han cesado.
El Messenger ha hecho posible algunos de los más viejos sueños del hombre. Uno de ellos: ser invisible cuando lo deseamos. Podemos elegir quién puede vernos conectados y quién no. Otro: deshacernos de los demás cuando molestan. Basta presionar un botón para eliminar a un contacto que se ha vuelto indeseable, como si su presencia en nuestras vidas no hubiera sido más que un lejano repique de campanas que no estamos seguros de haber oído o imaginado.
Como toda invención humana, el Messenger es un espejo que refleja nuestros deseos y nuestras carencias. En él tenemos a nuestra disposición -o así nos engañamos- una cantidad ilimitada de contactos (en el mundo virtual, ya no se habla de relaciones sino de contactos: como cuando tropiezas con un desconocido por la acera o en el supermercado). Y sin embargo, en virtud de ese mecanismo que nos hace desviar fatalmente la mirada desde cualquier punto del horizonte hasta nuestro propio ombligo, hemos convertido un espacio creado para hablar con los otros en un medio para hablar a los otros y exhibirnos ante ellos. En él, uno tiene la sensación de entrar en una plaza llena de "artistas del hambre": muchedumbres hambrientas de atención donde unos se ensordecen a otros con sus ansiosos y excluyentes kikirikís. Ante este panorama, algunos han emigrado de los chats y los foros a los blogs personales: un aplazamiento del problema; pero no una solución, porque solución no tiene (a nadie se le escapa que una comunidad conformada por individuos obsesionados por recibir atención y desinteresados por ofrecerla tiene un problemático pasado, un conflictivo presente y ningún futuro).
Ajeno a las contradicciones de sus usuarios, los programadores de Messenger nos han ofrecido un recurso más para captar miradas y robar unos segundos ajenos: no hablo de la posibilidad de mostrar fotos personales o de mostrarnos por la webcam (en el mundo de la dictadura de la imagen, el Messenger es el único espacio de comunicación no diferida donde la palabra aún es más importante que la imagen; al menos hasta que la imagen hace por primera vez su aparición con el deslumbramiento de una Venus que se yergue desnuda y desdeñosa sobre la espuma), sino de ese espacio junto a nuestro nick que nos permite dejar una firma, una huella: un lema con el que presentarnos ante los demás y que nos permita -o eso deseamos- vendimiar sus ojos.
He estado leyendo los lemas de mis contactos. "Entiende tu barrio y entenderás el mundo", decía mi abuelo. Así que voy a contarles lo que en mi barrio se dice.
Hay quienes te comunican algún acontecimiento cotidiano y (más o menos) relevante:
Al fin he encontrado piso
(el problema es, advertiría yo, poder pagarlo...).
A un mes de la gran boda (ignoro si acabó celebrándose el feliz acontecimiento; la firmante lleva meses con el mismo lema. Hubo plantón o me tiene bloqueado).
Comienzan mis vacaciones en un par de horas (que deja traslucir una inconcebible cantidad de ansiedad y estrés)
Fina, me han llamado la atención los toalleros, pero no los necesito (confidencia sin duda interesante para Fina, pero irrelevante para el resto: bastaba una llamada).
Pero este último comentario me da pie a trascribir aquellos lemas que podríamos incluir en la categoría de "Lemas con destinatario falsamente particular" (algo así como cuando alguien procura -raro- alabarte o -más común- injuriarte en público por un asunto privado).
Enérgicos e individualistas: No quiero ser como tú ni como nadie
Despechados: Tú te lo pierdes...
Tanáticos: Santi, me muero por ti
Pintorescos y desordenados: Me das más miedo tú que las tormentas... ay mamita... yo a ti te como
Ambiguos: Te quiero, chiqui (imposible determinar si el destinatario es hombre o mujer; firma además, andróginamente, un o una tal Gordi. Espeluzna imaginar sus conversaciones...)
Apodícticos: Marta, eres una PUTA
Los hay que se cuidan de transmitir su adhesión o animadversión visceral y casi siempre sangrienta por entidades más o menos abstractas y metafísicas:
Sevillista hasta la muerte.
Chicharrera hasta la muerte
(Constato una inquietante querencia por la muerte entre mis "contactos")
Ole mi Betis bueno (de reconfortante ingenuidad; firma mi joven primo)
ZP traidor. Viva España ("La verdad de la patria la cantan los himnos: todos son canciones de guerra", dice Ferlosio)
Rajoy, confiamos en ti (animoso y electoralista: mi Messenger convertido en mitin)
Otros manifiestan sus tribulaciones y delirios eludiendo toda referencia externa, ensimismados en su yoidad dolorida y superfetatoria:
Toy muy triste.
Vaya mierda...
Soy el amo
Qué malita estoy y qué poco me quejo.
Miau
Para hacerme feliz, hay que estar muy loco... por mí (de un escandaloso solipsismo)
Tengo abiertos todos mis chakras (sin comentarios)
Muy apreciados son los lemas líricos y aforísticos. Verbigracia:No estoy dormida: sólo sueño despierta.
Con el paso de los años, nada es como yo soñé.
Si tienes un sueño... haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una vida
Me dormí para olvidarte, pero olvidé que tú eras mi sueño
(Como se ve, el topos del sueño es una variante calderoniana y conceptista que arrasa. Uno podría concluir que los españoles se debaten ininterrumpidamente entre las tentaciones de dormir y matar o morir. No obstante, hay quien se toma la cuestión con espíritu falsamente aprensivo, prosaico y siestero, tal como se puede apreciar en lo que sigue)
Imagina la vida sin tu cama
En esta variante sentenciosa, cabe destacar también:Si revelas tus secretos al viento, no le eches la culpa al viento por revelárselos a los árboles
La felicidad es un espejo que no tiene nada que reflejar (¿banal o iluminado?)
Ser fiel a uno mismo no implica pensar sólo en sí mismo (me aplico el cuento)
Si estás triste sonríe, llorar es demasiado fácil (voluntarista y estoico)
Antes de la vejez, procuré vivir bien; en la vejez, procuro morir bien (de un pragmatismo que asusta)
La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego (lo espeluznante no es tanto la frase en sí, como el hecho de que sea necesario aclarar quién es Aristóteles)
Claro que hay quien se toma el asunto con guasa:
Cuando sientas que el mundo se te viene encima, ábrete de piernas
Tonto el que lo lea (que uno creía extingido tras la generalización del alfabetismo)
Espacio para comentarios pedantes que hagan parecer al que firma más listo de lo que en realidad es (autorrefencial y concluyente)
Hasta aquí el inventario.
12 comentarios:
Francisco,
muchos lemas veo en tu artículo, muchas frases hechas, muchas criticas...
pero... no veo por ningun lado tu nick...¿ese no lo incluyes? Tal vez los demas querramos comentar algo sobre él...
Muchas "Thank" por tu comentario. Ha sido reconfortante ahora que la tormenta ha pasado.
Ah!!En cuanto a lo de: "Hasta que aprendamos a querernos de verdad a nosotros mismos, nunca querremos de verdad a otro: puede que lo necesitemos, pero no lo amaremos de verdad." A ver si nos aplicamos el cuento...que la edad...ya va haciendo falta.
Bueno, divertido tu blog. Ya despues del tiempo que llevo leyendo hacia falta comentar. ¡¡No te enfades!!
(Ahora toca que digas...o pienses, "joder, no puedo ni tener intimidad, cada cosa que escribo, la encuentran mis alumnos...y para colmo esta pasadez de niña...".
Chaito.
Algo que uno aprende pronto (y más le vale aprenderlo) es que la curiosidad femenina no tiene límites.
Es lo que tiene arriesgarse a publicar en nombre propio: no hay nada más peligroso que alimentar el ego...
En un mundo en el que la intimidad no existe (recuerda "El infierno"), sólo nos queda la confianza en la discreción ajena. Así que yo confiaré en la tuya. ;)
Por otra parte, el amor no atiende a llamadas ni a ruegos: es caprichoso y acude sólo cuando buenamente quiere. Yo intento dejarlo tranquilo y él me deja tranquilo a mí: hemos llegado a un pacto entre caballeros.
Me alegro mucho de que estés mejor.
No soporto a los que hacen eso. Cuando leo las coletillas definitorias, se me cierra el ojo como al de Martes y 13. Gracias a Dios, y salvando a mis sobrinos, todos mis contactos (que son bien pocos) tienen... tacto.
:-)
Buenos días.
Francisco,
Muy simpático tu artículo, me ha hecho sonreír casi de principio a fin; aunque en algún momento mi sonrisa era un poco tragicómica, pero bueno...
Por cierto, los pocos contactos que tengo en mi messenger no firman actualmente con ningún lema, pero recuerdo a uno que solía poner: "Y sucede, sin embargo, que es verano..." ¿En que categoría lo ennglobarías? (complejo de meteorólogo?, friolero?)
Un saludito.
Y para "Anónima",
Un abrazo de parte de Visitanta.;-)
Chaito.
¿¿¿Visitanta???
Esto no es mu justo...tu sabes mucho sobre mi, y yo no se nada sobre ti...
A ver si algun dia dices algo que pueda ayudarme a saber quien eres...
Besitos.
Faustine,
Estos lemas están tomados de mi cuenta "frívola"; en la "seria", junto a la familia y algún amigo, tengo a gente como mi abogada (no es que sea yo como los habituales de la prensa amarilla: es que tengo la sana costumbre de meterme en pleitos con macrocompañías), a las que uno jamás imaginaría añadiendo frasecitas, salvo para recordarme el pago de su minuta.
Anónima II,
Con mis artículos actúo (taimadamente) como aquel que tiene que darte una mala noticia y te distrae antes con una buena, para que recibas aquélla con mejor ánimo. Yo diría que tu amigo es aficionado al jazz.
"... actúo (taimadamente) como aquel que tiene que darte una mala noticia y te distrae antes con una buena, para que recibas aquélla con mejor ánimo."
Ya... tengo un amigo (el del jazz) que hace lo mismo. Pero no sé hasta que punto se consigue pues con esto pasa como cuando acabas de saborear un caramelo: que se acostumbra la boca a lo dulce y luego el sabor del acíbar resulta doblemente amargo.
Saludos (de miel).
Anónima II,
Hablo desde un punto de vista estrictamente estilístico y temático. Hay efusiones sentimentales y candores que uno sólo quiere permitirse después de haberse parapetado tras un buen muro de ironía.
Y replantéese lo de su amigo...
"No obstante, hay quien se toma la cuestión con espíritu falsamente aprensivo, prosaico y siestero, tal como se puede apreciar en lo que sigue"...Gracias por la parte que me toca, y por incluirme en los contactos de cuenta frívola ;)
Estimad"o" "anónimo",
Antes de nada: ¿cómo has dado con este blog? ¡Me tenéis perplejo!
Tu placentero comentario "camero", entre tanta retórica calderoniana, fue como encontrarse un colchón de látex en medio de esos lisiantes colchones de espuma.
Y no te quejarás del trato aparte que te doy...
Por cierto, si quieres entrar en la lista "seria" (por tu cuenta y riesgo), pídesela a la misma que te ha dado la dirección del blog. ;)
Un abrazo.
Lo encontré solita, sin ayuda de nadie (sólo se necesitan un nombre, un apellido y un ordenador con conexión a internet;no es tan difícil...).
Vaya vaya: así que curioseándome por Internet...
Equivocaste tu vocación anónim"o": ¡qué gran detective habrías sido!
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