(Para mis compañeros de APIA, que entienden.)
Llevo meses detrás de un topo que se ha colado en mi cocina. Lo he intentado todo: trampas para ratones, restos de pizza Quattro Formaggi, emboscadas armado con una vieja escoba. Todo en vano. El jodido es olímpicamente escurridizo. Mi casera me ha recomendado que le eche polvos envenenados por todos los rincones de la cocina (al topo, no a mi casera). Y yo, que en las zozobras de los polvos soy obediente, se los he echado. También en vano.
A menudo, en la alta noche, oigo el deambular infatigable de ese animal que se encona en mi cocina como un remordimiento. En ocasiones, me cuesta conciliar el sueño. ¿Quién podría convivir tranquilo con un topo que campa, soberano, por su propia casa? A la luz titubeante de las mañanas, encuentro sus caquitas ostentosas esparcidas por esa encimera que, cual Sísifo doméstico, me empeño en limpiar y relimpiar con los productos comprados en el Covirán de mi pueblo (empiezo a tener fama de lila entre mis vecinas).
En los últimos días, el trajín ha aumentado. Me alarma pensar que pueda tratarse una plaga. Y, sin embargo, el topo parece encontrarse tan a gusto en mi casa, tan amenazado cuando atisba mi presencia constante, mi resistencia a cederle el terreno, que he llegado a cuestionarme quién es el invasor y quién el invadido.
A la vuelta del trabajo, fatigado, encuentro mi llave cada día más pesada; mi cerradura, más resistente; mi casa, más ajena. A veces, ni siquiera sé de qué lado de la puerta estoy.
9 comentarios:
Y eso que es un simple topito de nada, que si te coge una nutrida familia de cucarachas... Eso sí, tenemos que agradecerle al maldito topo los párrafos que ocasionó, casi como lo que me pasa a mí con la vida...
Un abrazo con escopeta antitopos.
Esto me recuerda a "Casa tomada", de Cortázar. Ten cuidado de no quedarte para siempre en el otro lado... y con lo puesto.
Hice un comentario eterno, pero se borró. Me da pereza reescribirlo, sólo decir que demasiado parecido a "Casa tomada", sí. Y es que nos rebosan los lugares comunes por la cuenca de los ojos.
Un abrazo desde este rincón de trabajo que cada día me agota más...
Sir John,
Me alegra muchísimo tenerle de nuevo en esta casa que, lo sabes, es tu casa.
Un abrazo.
***
J., Sandmann,
No es mi responsabilidad que la realidad, siguiendo el dictamen de Wilde, imite al arte. La historia del topillo es embarazosamente real. Y, para los socios de APIA tildados de rebeldes, amarga, dolorosamente simbólica.
En "Casa tomada", la amenaza es imprecisa (¿inventada?); en mis circunstancias, precisas y -confío- desmontables.
Un abrazo a cada uno.
Algunos dicen que es el rey por su excelente melena. Otros consideran que lo es por su comportamiento aparentemente indiferente ante lo que ocurre a su alrededor. Otros, por su majestuosidad, por su rugido, porque es capaz de rendir a cualquier otro animal.
Sin embargo, es por su valor y frenesí por lo que desafía cualquier temor y se sobrepone a dificultades ante las que otros retrocederían.
Cualquier animal de la selva, incluido el topo, sabe quién es el rey.
Y, sabio como es,
deja que su leona
cace por él.
Yo me pido ser gatita. Todo el dia a la bartola :)
Y eso que es ciego, amigo Fran... El día que el animalejo alcance el don de la visión le veo ya haciendo la maleta...
Ana,
Ante esa inopinada videncia, podría también tomar la decisión más fácil (y, ay, más común): hacerme yo el ciego y aceptarlo.
(Las maletas están hechas)
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