miércoles, 15 de octubre de 2008

Dos líneas oblicuas hacia la misma cima

Nuestra palabra, como un archipiélago, os ofrece, tras el dolor y el desastre, unas fresas que trae de las landas de la muerte, así como los dedos calientes de haberlas buscado.

Lloras a Char bajo mi limonero. Tus lágrimas son un ofrecimiento; mi silencio, una gratitud.

En mi país, no se interroga a un hombre conmovido.

Hacia horizontes perpendiculares, nos perseguimos a través de lo que lees. Al cabo de la página, en nuestra encrucijada, nos encontramos, sonriendo.

Amor mío, poco importa que yo haya nacido, te vuelves visible en el lugar en el que yo desaparezco.

La savia enterrada en la página irriga las negras palabras cuando tu voz las desposa con la sangre que palpita en tu garganta. El pájaro que, sediento, se posa sobre la rama acude a beber de la voz que alza el vuelo desde la página.

Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi país. Las ramas son libres de no tener frutos.

Tus manos empuñan el libro. El árbol ofrece sus ramas. El libro empuña sus poemas. Las ramas ofrecen sus frutos. El poema empuña tu voz. Los frutos ofrecen su semilla. Tu voz empuña, roturados, tu corazón, mi corazón.

El poema es el amor realizado del deseo que permanece deseo.

La sombra del árbol, la luz de la página, el claroscuro de mi memoria trazan un círculo cuyo abrazo te acoge.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

iba a hacer una crítica de tu escrito, (desde un ego a veces humilde). pero sólo te contaré que había leído "dos líneas oblicuas hacia la misma cama", pronto me di por equivocada, aunque tampoco tanto. podría haber una cama en la cima.

Elena dijo...

En mi país, conmovida, se avanza, sin miedo, hacia la cima.

Anónimo dijo...

sinceramente...no he leído nada de lo que has escrito...pero te echaba tanto de menos que...

Francisco Sianes dijo...

An,

Tú no te cortes, que yo acepto críticas hasta en la cama.

Un abrazo cimero.

***

Elena,

"Sencillamente: gracias a la mujer que hace frente a la campana que dobla".

***

Anónimo,

Cultiva usted la imprudente felicidad de venerar a otro prescindiendo de la ponderación de sus atributos.

Deduzco, por tanto, que se ha confundido de Sianes: éste que -estupefacto- le contesta nunca ha merecido ni merecerá una añoranza tan incondicional (y perezosa).

annabel dijo...

Porque nada puede ser igual en ese horizonte que plasmas, sin la hoja, sin la rama, sin la página, sin la garganta, sin campanas... que por otra parte, doblan por tí, y eso es lo que cierra el círculo.

A mi me ha parecido sublime el título (aduladora, te salí).
Cada cúal por su camino, misma meta, igual cúspide, aunque si añoras la cima, el abismo te clamará.

Siempre subiendo.
Una admiradora, Pirata Z :)

Anónimo dijo...

no olvido tan rápido (en mi país menos de 24 horas no es mucho)y espero que tú tampoco...

Francisco Sianes dijo...

Annabel,

Lo de los piratas no es subir, sino navegar y abordar. Y para eso, más que árboles y libros, son precisos brújula y carácter.

(A mí, para navegar, lo que me hace falta es conexión; que sólo puedo cuando se lo choriceo a una paciente amiga) :S

Un fuerte abrazo.

***

Anónimo,

Me abuuuuurro.

Anónimo dijo...

Razón lleváis, Caballero de la dulce y punzante palabra, hay que encontrar un punto cardinal, la rosadelosvientos a veces se descontrola, y una vez hallado, lanzarse al abordaje.

Aunque debo deciros, que la pluma siempre fue aliada de la espada, por lo tanto tengo que leer libros.

Seré una pirata cultivada :)