miércoles, 31 de agosto de 2011

Sintetizador

Toda la grandeza y la miseria de la música ochentera radica en su colosal ausencia de sentido del ridículo.

1 comentario:

Sir John More dijo...

El evangelio, ha dicho usted el evangelio. Lástima que en gran parte de la música posterior se generalizara esa dicharachera virtud...