miércoles, 19 de enero de 2011

Acaso sea la literatura

una locuaz conspiración de tumbas
que los aislados precisamos
para arrostrar la impiedad diurna
del mediodía cotidiano.

5 comentarios:

Francisco Sianes dijo...

(Una especie de coplilla que improvisadamente se escapó, contestando a un sospechoso habitual de estas conspiraciones.)

J. dijo...

En mi bitácora encontrará vd. cumplida respuesta a su coplilla de ultratumba. Allí dejé el cadáver. Aquí traigo tan sólo su noticia: mi cordial saludo.

Suyo
J.

Francisco Sianes dijo...

Por allí, nos veremos, viejo zorro. ;)

Cristina Chacón dijo...

Cada día me convenzo más de que la literatura sólo sacia las mentes de aquellos ‘aislados’, (como los llamas, una forma muy sutil de llamarnos insociables) al menos la verdadera literatura. No entremos ahora en debate de cuál es la buena y la mala literatura o el ‘mediodía cotidiano’ se convertirá atardecer fatigoso.

Francisco Sianes dijo...

Es cierto que la literatura es -muchas veces- una terapia, un bálsamo, una "defensa contra las ofensas de la vida" (Pavese). Sin embargo, la aprecio sobre todo como una forma de salud, una sobreabundancia, un síntoma de conexión profunda con la vida. No la rumia del dolido: una íntima celebración.

Y eso deseo que sea para ti.