sábado, 31 de octubre de 2009
Tríptico

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¿Es amor aquél ante el que no sentimos miedo? Temo el destino de quien es amado siempre por encima de sus posibilidades.
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Amor mío, llegó el tiempo en que el dolor es la única fidelidad que podemos ofrecernos.
Saturday night
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Hablo con una vieja amiga (la expresión se va volviendo inquietantemente polisémica); está de baja maternal tras haber tenido a su segunda hija (la última vez que la vi, ni siquiera tenía marido). Me cuenta que no celebrará Halloween; pero sí el día de Todos los Santos. Irá a su parroquia a rezar y luego al cementerio. Me digo que no tengo disfraz, no tengo parroquia, ni siquiera sé dónde están enterrados mis muertos. Me digo que ya no tengo edad para Halloween; pero que quizá empiezo a tenerla para creer en ciertas mentiras salvadoras, como Dios o el matrimonio.
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Desde Viena, mi "prima" me pregunta cómo me va en el nuevo instituto.
- ¿Estás más contento? ¿Tus alumnos han cambiado?
- Ellos nunca cambian. El que va cambiando soy yo. Los profesores somos como un río en el que sucesivas e idénticas generaciones se bañan (dejándonos agotados y hechos una ruina, por cierto).
- Qué raro... Aquí los hay que ganan concursos matemáticos internacionales: alumnos modelo, olímpicos.
- Me temo, prima, que mis alumnos son más bien modelo paralímpico.
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Uno de esos estudiantes olímpicos resulta ser su jovencísimo amante, cuyas extremadas virtudes (intangibles y tangibles) me pondera. Consciente del furor competitivo masculino, acaba echándome un capote:
- Bueno, seguro que él y tú tenéis muchas cosas en común...
Intento rememorar mi pasado galante. Muy buena voluntad, teoría elaborada y propaganda persuasiva, pero catastróficos resultados.
- Prima, yo soy como el comunismo, pero en amante.
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Aquí una ventana emergente (y no de esas que acechan tras las páginas pornográficas -no está el horno para bollos-) que me conmina: ¿Le gustaría saber quién fue usted en sus otras vidas?
¿Cómo decirle a los publicistas que uno se conformaría con saber quién es en esta vida...?
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Interrumpo a una tercera amiga que anda viendo Abre los ojos, la película de Amenábar.
- Estoy confusa, Fran: no distingo si todo es real o es sólo un sueño...
Pienso en Calderón, pienso en el mundo de rocío de los poetas zen, pienso en la mariposa de Chuan Zu y en la flor de Coleridge, pienso en la sombra vacilante (nuestro pefil, tan parecido) del actor que durante un breve instante se pavonea en escena, en su cuento lleno de ruido y furia que no significa nada y cargo a mi amiga con una responsabilidad que, con seguridad y para su bien, no percibirá en las palabras con que le contesto:
- Termina de verla, anda. A ver si acabas distinguiendo la realidad de los sueños.
Y añado sin palabras, tan sólo con el pensamiento:
- Y luego nos lo cuentas a los demás seres humanos.
Halloween
lunes, 26 de octubre de 2009
Fénix
en el espacio de la pena;
pero no acaban de perderse
sus batallas perdidas.
Tras las exequias del amor,
solamente la herida
permanece inmutable.
El desgarro es el fénix;
nosotros, su ceniza.
lunes, 19 de octubre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
Rumbo
martes, 13 de octubre de 2009
La costilla de Adán (16). La mujer maruja
Sexo y pareja. Con coincidencia estadística cañí, sus mar¡dos llámanse Manolo, Paco y Pepe. En la cama, su temple es contrito y catatónico mientras Manolo, Paco y Pepe las trajinan en silencio; su fecundidad, empero, alcanza el opusino acierto de un ochenta por ciento (4 de 5, para los de letras -la sociología ignora si influencia han en esto las colonias Jack´s y Barón Dandy con que ellas asperjan al pariente-). Sufren, en cambio, taquicardias con Bertín Osborne. Antes de acudir a la consulta de su médico (al que llaman "don"), pasan por la peluquería para adoptar peinados fastuosos y múdanse de bragas (aunque sólo les duela la garganta). En la peluquería, abren las piernas y los deditos de los pies cuando les enjabonan y acarician la cabeza. En las piscinas públicas, pasan horas extáticas e interminables sobre los chorritos de la depuradora. Viven sus experiencias eróticas más tórridas en el verano, lamiendo y succionando ostentosa y estentóreamente cucuruchos de dos bolas.
Alimentación. Asesinan lentamente a sus esposos con guisos de callos, de criadillas y de sangre encebollada. Ante un plato de fritangas, imposible es contener su gula de cuadrúpedos mugientes. Crían piaras de arrapiezos colosales y nefandos, a cuenta de bocadillos kilométricos de mortadela y de salchichas frankfurt. El ¡Come, niño, come! no hay quien se lo quite de la boca; y pasan, briosas, su pañuelo bien untado de saliva para limpiarles los churretes.
Costumbres y temperamento. Compran toda suerte de centros de mesa y jarrones y guepardos porcelanosos. Sobre su tele campan el miura, la Virgen de las Noventa Llagas y la Nancy legionaria. Leen el Pronto y echan la Bonoloto. Se conocen al dedillo las proctófilas idiosincrasias del exnovio de Falete. En su discoteca nunca faltan los vetustos éxitos de Camela, el Fary, la Pantoja y Pimpinela (en cassettes adquiridos, casi al peso, en las gasolineras). Se mondan con los mariquitas travestidos y folclóricos. Hacen amarres, echan el mal de ojo y aprecian soberanamente a las latinas pitonisas del Canal 47 y de Telepisuerga. Les duele constantemente algo denominado rabadilla. Cuando van en grupo, lanzan risotadas acutísimas e hipíos y golpéanse los muslos augurando que "se mean". No reciben flores más que el día de su entierro.
Creen en la astrología.
Huellas
Nada nos queda, después de que la huella ardiente de la piel sea derogada en el dictamen de la escarcha, sino la huella tibia, improcesable, del recuerdo.