Sólo conocía de oídas esta historia y esta película, y ese poco incluso estaba perdido en la memoria (la implacable: guiño a Doña Ana). Sólo añadiré dos palabras más, Don Francisco. Una es "espeluznante". La otra es "gracias".
Sí, amigo andoba: emocionante y desgarradora. Le recomiendo otra maravilla, sobre un asunto muy parecido, si bien de ejecución más apolínea: "El pequeño salvaje" de François Truffaut.
Recuerdo haber visto "El pequeño salvaje" en mi adolescencia. Supongo que con algún año más le hubiera sacado más jugo.
Las dos películas me han recordado a otra que vi en mi juventud: "El enigma de Gaspar Hauser". También he recordado esa película recientemente, al ver una noticia sobre una niña criada entre perros en algún remoto lugar de Rusia, creo. Mucho peor que un lobo es el hombre para el hombre.
El "Hauser" no lo he visto. Durante mi época universitaria veía muchísimo cine; desde que trabajo, mucho menos. No sé bien por qué, he perdido esa densidad emotiva, ese pliegue de la atención necesarios para disfrutar realmente de las películas (será el mucho madrugar y el no tener sofá adecuado).
Ya conoce el viejo adagio: "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro". Claro que sigue habiendo personas con un pedigrí más que aceptable...
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
4 comentarios:
Sólo conocía de oídas esta historia y esta película, y ese poco incluso estaba perdido en la memoria (la implacable: guiño a Doña Ana). Sólo añadiré dos palabras más, Don Francisco. Una es "espeluznante". La otra es "gracias".
Sí, amigo andoba: emocionante y desgarradora. Le recomiendo otra maravilla, sobre un asunto muy parecido, si bien de ejecución más apolínea: "El pequeño salvaje" de François Truffaut.
Y gracias a usted por la huella.
Recuerdo haber visto "El pequeño salvaje" en mi adolescencia. Supongo que con algún año más le hubiera sacado más jugo.
Las dos películas me han recordado a otra que vi en mi juventud: "El enigma de Gaspar Hauser". También he recordado esa película recientemente, al ver una noticia sobre una niña criada entre perros en algún remoto lugar de Rusia, creo. Mucho peor que un lobo es el hombre para el hombre.
Le dejo otro abrazo como el de más arriba.
El "Hauser" no lo he visto. Durante mi época universitaria veía muchísimo cine; desde que trabajo, mucho menos. No sé bien por qué, he perdido esa densidad emotiva, ese pliegue de la atención necesarios para disfrutar realmente de las películas (será el mucho madrugar y el no tener sofá adecuado).
Ya conoce el viejo adagio: "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro". Claro que sigue habiendo personas con un pedigrí más que aceptable...
Un abrazo afectuoso para usted.
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