Escucho la Secuencia para saxofón de Luciano Berio ¿Qué encuentro? Una radical apertura (o destrucción) del átomo musical, la nota, para desentrañarla: un estiramiento hasta el límite de la materia musical semejante al estiramiento, a la disección del rostro humano que realiza Francis Bacon en sus retratos. ¿Qué queda? ¿Una explosión asignificante de haces musicales (ruido y furia) o una manifestación de las infinitas potencialidades del sonido? Buen dilema para un fin de año.
