Sólo resuena el mundo para mí cuando tu oído, ante mi pecho, convierte el corazón en caracola.
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
"Nunca podré ser más que sombra Nunca podré brillar dentro de ti Seré sólo un objeto en que posar tus manos Un cuerpo en el que el alma Está lejos de ti.
Nunca podré ser más que tus pinceles Ser obra de tus manos Estar dentro de ti.
Solo seré la sombra de un extraño Que nunca quiso Mirar dentro de mí"
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
2 comentarios:
"Nunca podré ser más que sombra
Nunca podré brillar dentro de ti
Seré sólo un objeto en que posar tus manos
Un cuerpo en el que el alma
Está lejos de ti.
Nunca podré ser más que tus pinceles
Ser obra de tus manos
Estar dentro de ti.
Solo seré la sombra de un extraño
Que nunca quiso
Mirar dentro de mí"
Tú,
Discúlpeme el chascarrillo; pero me está creando complejo de sacerdote o cirujano inhábil...
***
Ale,
Oh yeah!
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