Para las personas exigentes, la vida en pareja es, a la vez, angustiante e instructiva: angustiante porque hace a uno consciente de sus carencias y de sus insuficiencias; instructiva porque lo hace consciente de sus insuficiencias y de sus carencias. La soltería propende a la inercia autocomplaciente o resignada, a la autosatisfecha o átona rutina. Acaso, lo contrario es también cierto; pero, en las matemáticas sociales, el par es más operable que el non. Lo difícil no es cambiar de pareja: es cambiar de uno.
lunes, 29 de abril de 2013
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