qué maravilla, no entiendo cómo el perro puede bostezar escuchando esto... cuando mi madre toca el piano (más mal que bien), uno de sus gatos (krusty) suele subirse al cuerpo(del piano) y pone cara (y pose) de arroparse con las vibraciones.
Mark Twain decía que si -por un capricho de la ciencia- pudiera hacerse una mezcla entre las especies humana y gatuna, sería algo fantástico para los hombres... pero desastroso para los gatos.
Oiga, y yo en Babia... Espere, espere, que donde le veo ahora no tengo acceso a los vídeos. Esta tarde, esta tarde le digo algo... Jo, para una vez que a uno le dedican una entrada... ¡Qué emoción!
De acuerdo con lo de los gatos, pero me perdonará que disienta en cuanto a Gould. Sus kilos de excentricidad impostada y sus problemas evidentes de expresión me llevan, a mí que a veces soy la vehemencia con patas y un bocazas avezado, a lamentar profundamente que este actor del piano haya maltratado a Bach en tantas ocasiones. Creí que sólo eran aquellas exasperantes variaciones Goldberg que ya nombré, pero veo que no, que igual tocaba todo lo de Bach con esa monocorde disposición al lucimiento digital. No me extraña que el perro bostezara. Piense que el pobre tenía que estar escuchándolo un día tras otro. Aun así, le agradezco enormemente la dedicatoria. Suyo afectísimo...
Jajaja. No voy a discutirle sus (dis)gustos amigo Sir. Me divierto más cuando dicrepamos.
Y tampoco le discutiré yo las bondades de otras versiones al clave (por mucho que los instrumentos que suelen usar Pinnock o Leonhardt sueñan como un masivo aplastamiento de grillos: se te meten en el sentío y te dejan medio tarumba. Hantaï los elege con más tino). Suelo preferir las versiones al piano, eso sí: es menos cansino (o es que mis oídos son demasiado lilas).
Y si Gould le parece teatrero, actor y narcisista, ¡mire esto, mire (hasta el final)!:
¡Qué prisas! No sé si habrá alguna partitura que indique un tempo particolarmente molto prestissimo assai (que en castellano se acortaría probablemente con un a to carajo), pero creo que las de Bach no indicaban el tempo, y de eso se vale Gould para a veces correr como una centella y demostrar su cenicienta rapidez, y otras para tranquilizarse (seguramente con ayuda farmacológica) y quedarse frito sobre el piano, como en esa aria maravillosa de las Goldberg, sin dar nunca con el ritmo que las obras de Bach claramente solicitan. Podría definirse una escuela para estos prodigiosos intérpretes, y llamarla Espitosismo o Correquetecaguismo, escuela que haría las delicias de algunos sellos de grabación baratos, que tratan de meter en 70 minutos los 100 éxitos más exitosos de la música clásica. Nigel Kennedy (¡dios, pienso en su Vivaldi y me dan calambres hasta en los pelos!) sería un destacado integrante de la escuela, y Gould y Lang (al menos en esta pieza) lo acompañarían con honores. No, no, prefiero pasar por atrabiliario a reconocerle a Gould (que tantas veces me han recomendado) un gramo de sensibilidad para interpretar la música del hombre sobre el que descansa la historia de Dios. Y la atrabilis de Fernán Gómez, ¿no le parece a usted menos un problema que una hermosa aspiración para la vejez? Saludos vehementes.
Qué va, milord: yo aspiro a perder visibilidad y peso con los años. Y no por pérdida de agudeza visual y kilos (que de esos atributos no ando sobrado), sino por (trans)lucidez. Ni al grito ni a la destemplanza: para mi vejez, aspiro a seguir alcanzando esa cima preparoxística que es el gemido. :P
Saludos en ascenso.
***
An,
Va siendo hora de otro cafelito, antes de que el verano me pierda o yo me pierda en él.
... acabo de ver la cartelera, me apuntaría a "también la lluvia", "el discurso del rey" y "happy together"... admito otras propuestas (no todas)... y si no "brisa en la alameda".
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
16 comentarios:
qué maravilla, no entiendo cómo el perro puede bostezar escuchando esto... cuando mi madre toca el piano (más mal que bien), uno de sus gatos (krusty) suele subirse al cuerpo(del piano) y pone cara (y pose) de arroparse con las vibraciones.
Tú sí que sabes... ;-)
Mark Twain decía que si -por un capricho de la ciencia- pudiera hacerse una mezcla entre las especies humana y gatuna, sería algo fantástico para los hombres... pero desastroso para los gatos.
No es imposible que tuviera razón.
quizá a hemingway le hubiera gustado.
http://reiben.tumblr.com/search/hemingway
Oiga, y yo en Babia... Espere, espere, que donde le veo ahora no tengo acceso a los vídeos. Esta tarde, esta tarde le digo algo... Jo, para una vez que a uno le dedican una entrada... ¡Qué emoción!
De acuerdo con lo de los gatos, pero me perdonará que disienta en cuanto a Gould. Sus kilos de excentricidad impostada y sus problemas evidentes de expresión me llevan, a mí que a veces soy la vehemencia con patas y un bocazas avezado, a lamentar profundamente que este actor del piano haya maltratado a Bach en tantas ocasiones. Creí que sólo eran aquellas exasperantes variaciones Goldberg que ya nombré, pero veo que no, que igual tocaba todo lo de Bach con esa monocorde disposición al lucimiento digital. No me extraña que el perro bostezara. Piense que el pobre tenía que estar escuchándolo un día tras otro. Aun así, le agradezco enormemente la dedicatoria. Suyo afectísimo...
Por cierto, por proponer una alternativa: http://www.youtube.com/watch?v=cC0Neb5VjdY y siguientes.
Y a ti también, An. Que supongo que también eres gatuna. Yo soy más bien perrito pachón. :-/
Jajaja. No voy a discutirle sus (dis)gustos amigo Sir. Me divierto más cuando dicrepamos.
Y tampoco le discutiré yo las bondades de otras versiones al clave (por mucho que los instrumentos que suelen usar Pinnock o Leonhardt sueñan como un masivo aplastamiento de grillos: se te meten en el sentío y te dejan medio tarumba. Hantaï los elege con más tino). Suelo preferir las versiones al piano, eso sí: es menos cansino (o es que mis oídos son demasiado lilas).
Y si Gould le parece teatrero, actor y narcisista, ¡mire esto, mire (hasta el final)!:
http://www.youtube.com/watch?v=15IonM3w__I&feature=related
Abrazos discrepantes.
¡Qué prisas! No sé si habrá alguna partitura que indique un tempo particolarmente molto prestissimo assai (que en castellano se acortaría probablemente con un a to carajo), pero creo que las de Bach no indicaban el tempo, y de eso se vale Gould para a veces correr como una centella y demostrar su cenicienta rapidez, y otras para tranquilizarse (seguramente con ayuda farmacológica) y quedarse frito sobre el piano, como en esa aria maravillosa de las Goldberg, sin dar nunca con el ritmo que las obras de Bach claramente solicitan. Podría definirse una escuela para estos prodigiosos intérpretes, y llamarla Espitosismo o Correquetecaguismo, escuela que haría las delicias de algunos sellos de grabación baratos, que tratan de meter en 70 minutos los 100 éxitos más exitosos de la música clásica. Nigel Kennedy (¡dios, pienso en su Vivaldi y me dan calambres hasta en los pelos!) sería un destacado integrante de la escuela, y Gould y Lang (al menos en esta pieza) lo acompañarían con honores. No, no, prefiero pasar por atrabiliario a reconocerle a Gould (que tantas veces me han recomendado) un gramo de sensibilidad para interpretar la música del hombre sobre el que descansa la historia de Dios. Y la atrabilis de Fernán Gómez, ¿no le parece a usted menos un problema que una hermosa aspiración para la vejez? Saludos vehementes.
yo también me quedo con glen gould, será que he aprendido a entender a bach mediante él. y el clave me gusta, pero un ratito sólo, también me cansa.
Jajaja.
Qué va, milord: yo aspiro a perder visibilidad y peso con los años. Y no por pérdida de agudeza visual y kilos (que de esos atributos no ando sobrado), sino por (trans)lucidez. Ni al grito ni a la destemplanza: para mi vejez, aspiro a seguir alcanzando esa cima preparoxística que es el gemido. :P
Saludos en ascenso.
***
An,
Va siendo hora de otro cafelito, antes de que el verano me pierda o yo me pierda en él.
Abrazo.
he leído este mensaje nueve días después, si te has perdido ya con el verano déjate encontrar, para un cafelito y abrazo, anda.
Bueno... más que cafelito, vamos a la Alameda o al cine de verano, que con este calor estoy ya en fase de derretimiento galopante.
Ya te doy un toque. ;)
... acabo de ver la cartelera, me apuntaría a "también la lluvia", "el discurso del rey" y "happy together"... admito otras propuestas (no todas)... y si no "brisa en la alameda".
Yo prefiero "El halcón maltés"; pero si no hay más remedio que ver a chinos hiperestésicos... vale. :P
Lo de la Alameda también es una opción, siempre que no sea en un sitio con música ratonera a todo volumen.
hoy? mañana? el viernes me voy unos dias a la playa (no muchos)
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