Más que miradas amadas, uno no querría perder nunca la mirada amorosa. Cuando se ha dejado de mirar con generosidad y agradecimiento, no hay miradas amadas que valgan.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
6 comentarios:
Qué bellos le salen a usted los versos de corte clásico, Don Francisco. Escelente imagen del desamor.
No mareó usted nada, y fue interesante observar los sucesivos cambios de imagen principal del blog.
Un abrazo.
Toca ahora cambiar de lugares y de piel. A la vuelta de los viajes, me gustaría bañarme más a menudo en este río. Ahora vuelve a pasar por casa.
Un abrazo, amigo.
Que forma más bonita de describirlo...
¡He tenido que venir a Puno (Perú) para encontrarla de nuevo, Sonsín!
Un abrazo (y no se le ocurra abandonar su blog, que a menudo visito en silencio).
¿La mirada amada has encontrado de nuevo en Perú?
Machu Pichu, que hace magia.
Me caes bien (: ¡Buen viaje!
Lady Pirata,
Más que miradas amadas, uno no querría perder nunca la mirada amorosa. Cuando se ha dejado de mirar con generosidad y agradecimiento, no hay miradas amadas que valgan.
Gracias. Y gracias.
Un abrazo. :-)
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