Es que al preguntar lo evidente, esperamos sórdida y silenciosamente que la evidencia mute y se transforme en lo que queremos. Inútil esperar lo imposible, de ahí que el misterio sólo nos engañe de forma provisoria, hasta que las evidencias implacables vuelvan a florecer.
Las preguntas siempre son misterio para uno y evidencia para otro. Lo importante no es, creo yo, tanto la respuesta, como el proceso activo que se desarrolla. Es un acto de "hacer con otro", de entrar en contacto, de "ser junto a", de nutrirse. A veces solo es un puente, acaso una excusa, para salir del bucle del ensimismamiento y aproximarnos a ese cálido vínculo que añoramos.
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
3 comentarios:
Será evidente para el que responde...
Es que al preguntar lo evidente, esperamos sórdida y silenciosamente que la evidencia mute y se transforme en lo que queremos. Inútil esperar lo imposible, de ahí que el misterio sólo nos engañe de forma provisoria, hasta que las evidencias implacables vuelvan a florecer.
Las preguntas siempre son misterio para uno y evidencia para otro.
Lo importante no es, creo yo, tanto la respuesta, como el proceso activo que se desarrolla.
Es un acto de "hacer con otro", de entrar en contacto, de "ser junto a", de nutrirse.
A veces solo es un puente, acaso una excusa, para salir del bucle del ensimismamiento y aproximarnos a ese cálido vínculo que añoramos.
Besos con miles de preguntas "evidentes" :)
Publicar un comentario