Viajes de bajo coste, libertades, Red virtual, prosperidad... la globalización. El mundo nunca estuvo tan al alcance de la mano. Y, sin embargo, he aquí a los hikikomori. Ventanas condenadas hacia fuera, puertas cegadas hacia dentro, confirman la intuición de Poe: es fácil ignorar lo que tenemos demasiado cerca. Olvidan que la imaginación precisa el deseo y la distancia. Son los pioneros en monotonizar nuestra renuncia intermitente a lo posible: la faz del hombre nuevo que, atónita, anticipa nuestra resignación a ser ya para siempre sidos.
viernes, 18 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
todos tenemos un poco de hikikomori, aunque salgamos a sacar la basura.
las ventanas están DENTRO, te lo re-cuerdo.
An, guapetona,
Te re-cuerdo que quien duerme 14 horas ininterrumpidas eres tú.
(Así no te da tiempo ni a sacar la basura...)
jajajajajaja.... no son ininterrumpidas, están distribuidas entre la noche y la siesta, pero... jajajaja
Ya ya...
¡Cómo te gustan los hikikomori! Yo los 'conocí' por tí y me sorprendió tanto que empecé a controlar las horas que pasaba delante del teclado y leyendo tu blog. :P
Quizás también tuvo que ver la manera de 'presentarnos'. Jajaja
No me gusta, Cristina: ¡me asustan! :)
Y tú ve sacando tiempo para contarme cómo te va, que mi blog no puede quitarte mycho últimamente. ;)
Últimamente muy sumergida en un laberinto borgiano del cual a veces me cuesta salir.
Pero eso sí, siempre hay tiempo para visitar el río y aún más con éste tiempo.
Tú seguro que ya tendrás en mente algún que otro viaje... ¡Hazte Hikikomori! Te saldrán 'viajes de bajo coste' desde tu computador. :P :P
Bueno... supongo que uno está siempre de viaje, desde que da un paso fuera del "laberinto".
Cuéntamelo, cuando salgas de allí. :)
Publicar un comentario