Imagino lo a gustito que debía de sentirse usted en el centro de la orquesta bajo los rayos del sol. Aunque siempre con esa manía suya de no mirar hacía el espectador...
(Sepa que iba a decir otra cosa, pero, por una vez, me he contenido).
Estoy de acuerdo en lo de no forzar, pero en lo de no reprimir... Créame: hay ocasiones en las que es preferible la contención; haga caso del sabio consejo de Inés san edrín.
[Precisamente cuando está usted solo es cuando más periGoloso le encuentro].
Hay tardes enteras que ha pasado hojeando -sin apenas leer, por el entrañable placer de acariciarlos, olerlos, tenerlos cerca- los manoseados volúmenes de sus estanterías. Rara es la semana que ha dejado pasar sin escribir a mano una carta a un antiguo maestro, al que un día temió y hoy aprecia. Alguna vez, algún vecino curioso podría descubrirlo en ensimismada contemplación tras la ventana; podría acaso pensar que alguna melancolía lo aturde o acosa: él sólo escucha una música lejana o el calmado discurrir de sus ritmos interiores. Nunca un café se alargó como aquel que compartía con ella las soleadas e infinitas mañanas de domingo, a la sombra del árbol que plantara su abuelo. Nadie encontrará con más facilidad una excusa para interrumpir sus paseos por la playa en penumbra, tal como los interrumpía con ella, ahora que ella le falta. Jamás un latido ha durado tanto. Sin duda, observadores imparciales que nada saben ni quieren saber de él dictaminarían, con justicia, que ha perdido el tiempo. Él, si tuviera el valor de contestar, sin exigirles comprensión y con no menos justicia, sostendría que ha ganado una vida.
10 comentarios:
Hermoso punto de fuga, esa ele de usted y su sombra (imprescindibles ambos).
Beso de reencuentro.
Imagino lo a gustito que debía de sentirse usted en el centro de la orquesta bajo los rayos del sol. Aunque siempre con esa manía suya de no mirar hacía el espectador...
(Sepa que iba a decir otra cosa, pero, por una vez, me he contenido).
La sombra vencida, querida Ana: la sombra vencida.
Otro muy cariñoso para usted.
***
Estoy lo suficientemente solo como para que esa comprometida postura no sea pericolosa...
(No forzar nada, no reprimir nada, Inés san: consejo gratuito de Francisco Miyagi)
Maestro Miyagi,
Estoy de acuerdo en lo de no forzar, pero en lo de no reprimir... Créame: hay ocasiones en las que es preferible la contención; haga caso del sabio consejo de Inés san edrín.
[Precisamente cuando está usted solo es cuando más periGoloso le encuentro].
No pida peras al olmo ni ponga puertas al campo, Inesilla.
Y cuidado, no se le vayan a picar los dientes con tanta golosería.
Yo ya ni pido ni pongo, Paquillo.
Y por mis dientes no se preocupe que lo agrio no produce caries.
Pero marca las arrugas.
La arruga es bella, y si no, ahí tenemos a San Botox, que ese sí que hace milagritos y sin necesidad de rezarle.
El Botox, como todos los santos, insensibiliza. Le recomiendo que frecuente a los diablos. Pero no me abuse.
¿Que no abuse? ¿Pues no decía usted hace un rato que no hay que reprimirse?
Ay... quien le entienda que le compre.
(De todas formas no hace falta que frecuente diablos, ya me frecuentan ellos a mí).
Buenas noches y que descanse (en paz).
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